Por Javier Ruiz.
Los lunares pueden ser planos o elevados y algunos contener pelo. Frecuentemente son redondos u ovalados. Y existen de diferentes colores ya sean rosados, azules o marrones, el color varía dependiendo de la profundidad a la que se encuentra dentro de las capas de la piel.
¿Qué se debe revisar en los lunares?
Para diferenciar los benignos, de los atípicos (sospechosos) o de melanoma, los dermatólogos usamos el A, B, C, D, E de los lunares, esto es algo básico que debes de saber, si encuentras alguna alteración, acude a revisión.
A representa Asimetría, cuando una mitad es diferente a la otra, siendo esta una característica de malignidad, lo ideal es que cada lunar debe ser simétrico, como cuando partes un pastel y todas las rebanadas deben ser iguales.
B, de Bordes, lo que buscamos como característica de benignidad, es que el lunar termine de forma abrupta, que no se vea como tinta regada o difuminada en la piel que lo rodea, las muescas en la periferia y formas irregulares siempre deben revisarse.
C de Color, los diferentes colores no deben espantarnos ya que hay una gran variedad de lunares, lo que si debemos revisar es que en un mismo lunar no se presenten diferentes tonos, esta variedad puede asociarse a malignidad, asi como un pigmento oscuro intenso.
D de Diámetro, los que aparecen a lo largo de la vida deben ser menores a 6 milímetros de diámetro, como la goma de un lápiz, y con los que nacemos crecen de acuerdo a nuestro desarrollo, por lo que tamaño puede ser variable.
E, de Evolución, los datos de alarma son crecimiento rápido, dolor, picazón, sangrado o una lesión de la piel que se ve diferente del resto o que está cambiando en tamaño, forma o color. Debemos poner especial cuidado en los lunares que se encuentran en la planta de los pies o palmas de las manos.
Es muy importante que aprendas a revisar tu cuerpo, el 50% del diagnóstico de melanoma empieza contigo.