Niveles altos de estrés pueden provocar cambios hormonales que alteren el ciclo menstrual, haciendo que se retrase o ocurra más de una vez al mes.
El cambio en la rutina y estar encerradas en casa genera estrés y ansiedad. Dicha tensión física y mental afecta los ciclos menstruales de algunas mujeres debido al incremento de cortisol.
Al respecto, Daniela Goretta, matrona de la Universidad de Chile, explica que la «sustancia interfiere en la producción de las hormonas y en el ciclo del hipotálamo e hipófisis, que son las que regulan nuestro ciclo menstrual». De modo que, un repunte de ella «puede hacer que se retrase o que la menstruación ocurra más de una vez al mes».
Además del estrés, la ingesta de «grasa e hidratos de carbono, que puede influir en el aumento del peso y alteraciones al metabolismo, puede impactar en el ciclo menstrual». Por otra parte, el sueño y la alteración del ciclo circadiano ante exposición a pantallas, podría perturbar la regulación hormonal. Del mismo modo, periodos de encierro nos privan de la vitamina D, ausencia que desencadena desórdenes menstruales.
«Es importante que las mujeres entiendan que, lo que está pasando, es normal. Pero, además, que sepan identificar cuándo deja de serlo; como al haber sangramiento excesivo, que pueda generar anemia. Lo importante es mantener la calma y evitar que la angustia se apodere del metabolismo y de las hormonas», finalizó la especialista.
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