El estudio ayudará a los científicos a comprender cómo la frustración, así como el deseo, la impulsividad y el hábito pueden conducir a una escalada de opioides
Un equipo de la rama médica de la Universidad de Texas, en Galveston (UTMB) en Estados Unidos, centrado en la investigación de la adicción a las drogas, ha sido pionero en una nueva forma de estudiar la frustración como un factor en los trastornos por uso de sustancias.
El estudio, que fue publicado en la revista médica Psychopharmacology, señala que la investigación sobre el papel de la frustración y los trastornos por uso de sustancias es escasa, pero varios estudios sugieren que las personas con trastornos por uso de sustancias tienen menor tolerancia a la frustración.
Los estudios han demostrado que la sensibilidad a la frustración se correlaciona con la recaída entre las personas con trastornos por uso de sustancias.
La investigación tradicional sobre adicciones se ha centrado en tres aspectos de los trastornos por uso de sustancias: deseo, impulsividad o hábito. En este estudio, los científicos plantearon la hipótesis de que un cuarto factor, la frustración, también podría conducir a una escalada del consumo de drogas y la adicción.
Los estudios de UTMB utilizaron un modelo de rata para centrarse en el comportamiento relacionado con la frustración. Las ratas fueron adiestradas para presionar una palanca para obtener comida o drogas (reforzadores), y la frustración se definió cuando un sujeto no pudo lograr un reforzador, con lo que recibía menos reforzador de lo anticipado o tenía que trabajar más para lograr un reforzador.
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“Un ejemplo de comportamiento de frustración es cuando alguien no puede hacer que el canal de la televisión cambie o cuando un ascensor tarda demasiado en llegar. Las personas a menudo responden a ambas situaciones presionando el botón repetidamente o presionando el botón por más tiempo con intentos repetidos. Esta respuesta humana típica a la frustración es la misma en las ratas” , ha señalado el doctor Thomas A. Green, del Departamento de Farmacología y Toxicología de la UTMB.
Según explicó el experto, cuando una rata presionaba repetidamente una palanca que se suponía debía entregar un gránulo de sacarosa con sabor a plátano, los gránulos nunca llegan, con lo que mantenían presionadas las palancas por más tiempo a medida que aumentaba la frustración.
Tileena Vasquez, candidata a doctorado en el Departamento de Farmacología y Toxicología de la UTMB y autora principal del artículo, explica que el estudio mostró que todas las ratas presionarían una palanca para las infusiones intravenosas de fentanilo, un opioide sintético, pero alrededor del 10 por ciento de las ratas aumentaría la ingesta de fentanilo a aproximadamente el doble de la media.
Incluso cuando las ratas tomaron cantidades masivas de droga, sus su presión sobre la barra se alarga (en algunos casos hasta 10 minutos de duración), aunque los investigadores no aumentaron la cantidad de droga administrada.
La conclusión es que estas ratas estaban susceptibles a un mayor consumo, a pesar de que estaban tomando tanto fentanilo como sus cuerpos pueden soportar, porque se sentían frustradas porque todavía no estaban recibiendo suficiente medicamento para satisfacerlas.
Green dice que el estudio tiene implicaciones obvias para los estudios futuros del trastorno por consumo de opioides y ayudará a los científicos a comprender cómo la frustración, así como el deseo, la impulsividad y el hábito pueden conducir a una escalada de opioides.
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CAB