Que el vino no ayude realmente a bajar de peso no implica que no aporta beneficios a la salud
Durante los últimos años se ha popularizado la idea de que el vino es un aliado para bajar de peso, pero los nutriólogos de Cleveland Clinic no están de acuerdo con esta afirmación.
Aunque tomar vino después de una comida te relaja y hace sentir bien, no necesariamente te ayuda a perder kilos de más. El vino tiene más calorías de las que piensas.
La nutrióloga Julia Zumpano dice que un vaso de vino de 125 mililitros tiene aproximadamente 125 calorías sin importar si es tinto, blanco o espumoso.
“Multiplique eso por dos o tres vasos, y ahora tiene casi 400 calorías”, señala en el blog de Cleveland Clinic.
La especialista explica que, además, el alcohol se metaboliza de manera diferente a la comida. No se puede almacenar. Pasa a través del estómago y entra al torrente sanguíneo y al cerebro. En última instancia llega al hígado, el único órgano que lo descompone en CO2 y agua para sacarlo del cuerpo.
“En el nivel más básico, el metabolismo del alcohol implica la descomposición de las enzimas y la eliminación de los subproductos. Su género, edad, tamaño corporal y genética juegan un papel en la rapidez con que se elimina el alcohol de su cuerpo”, dice Julia Zumpano
Es probable que tampoco te ayude a bajar de peso porque lo acompañas con galletas saladas, quesos o botanas, como papas fritas y pizza.
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Si realmente quieres bajar de peso, debes reducir tu consumo de alcohol gradualmente. Por ejemplo, de dos vasos a un vaso de vino y luego a medio. También puedes beberlo sólo cada dos noches o el fin de semana.
Que el vino no ayude realmente a bajar de peso no implica que no aporta beneficios a la salud.
La revista Scientific Reports señala que los niveles bajos de alcohol disminuyen la inflamación y ayudan al cerebro a eliminar toxinas, incluidas las asociadas al Alzheimer.
“Se sabe que la ingesta prolongada de cantidades excesivas de etanol tiene efectos adversos sobre el sistema nervioso central”, dice el científico Maiken Nedergaard
Otro estudio de Circulation Research sugiere que el vino tinto sin alcohol puede reducir la presión arterial, pues tiene potentes antioxidantes llamados polifenoles.
La Universidad de Harvard dice que pequeños estudios en personas con factores de riesgo de enfermedad cardíaca encontraron que el vino desalcoholizado “ayudó a reducir la resistencia a la insulina y a aumentar los niveles de óxido nítrico, que ayuda a que los vasos sanguíneos se relajen y, por lo tanto, disminuya la presión arterial.
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CAB