Sabemos que uno de los síntomas del coronavirus es la pérdida de olfato, pero el asunto relacionado con ese sentido no acaba ahí, pues el patógeno también produce una distorsión del olfato.
Así lo ha señalado Nirmal Kumar, presidente de ENT UK, el organismo de membresía profesional sobre la cirugía de oído, nariz y garganta en el Reino Unido.
De acuerdo con este médico, las personas que sufren de COVID-19 prolongado han reportado que perciben un fuerte olor a pescado, a pan tostado quemado o a azufre.
Este efecto secundario se conoce como parosmia, es decir, una distorsión del olfato.
Kumar, quien fue uno de los primeros médicos en identificar este síntoma, ha calificado el síntoma como “muy extraño y muy singular”.
El COVID-19 también puede causar en algunos pacientes la pérdida del olfato y del sentido del gusto. Asimismo, el patógeno puede generar problemas de circulación.
En sus formas más graves, la enfermedad puede derivar en una neumonía, la cual puede tornarse fatal.
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AFG