Una certificación profesional es un respaldo público y temporal de las competencias que hemos adquirido para ejercer determinadas funciones, dando mayor confianza a los empleadores
En un mundo tan competido como en el que nos desenvolvemos actualmente, es un hecho que estudiar una licenciatura o acreditar un posgrado ya no es garantía de obtener una mejora en el mercado laboral.
En una era en la que hay especializaciones para prácticamente todas las áreas, se han vuelto de vital importancia otro tipo de herramientas educativas para autenticar que estamos capacitados o dominamos determinada actividad que realicemos, o estemos en aras de hacerlo.
Uno de estos instrumentalos para volvernos más competitivos en el mercado laboral que hoy en día se mueve de una manera muy rápida, son las son las certificaciones profesionales.
Al respecto, Jorge Valdés Garciatorres, Director General de Proyectum México, empresa de consultoría y formación en temas de alta dirección, nos explica que éstas “pueden beneficiar tanto a las personas como a las organizaciones, pues les facilitan la tarea de encontrar personal que tenga habilidades muy particulares de manera relativamente rápida”.
Y es que, lamentablemente en la era del conocimiento que vivimos, es una realidad la existencia de una brecha entre lo que se enseña en las escuelas de formación profesional y las necesidades del mercado laboral.
¿Por qué se da esta situación? En buena medida porque estructurar un programa universitario toma mucho tiempo, y para cuando se concreta, las demandas del mundo laboral ya cambiaron.
¿Pero qué es una certificación profesional? Se trata de un respaldo público y temporal de las competencias laborales o profesionales que hemos adquirido dentro o fuera de una institución educativa para ejercer determinadas funciones, dando mayor confianza a los empleadores.
En este sentido, ¿cuál sería la ventaja de una certificación frente a un diplomado o a una especialidad? Además de poner el claro que el proceso de adquirir mayores conocimientos nunca termina, Valdés Garciatorres, quien cuenta con la certificación como Project Management Professional (PMP)®, Scrum Master, CS and ALS Certified, así como speaker and leader (John Maxwell Coach), nos dice que una certificación es un proceso más ágil e inmediato, sin tener que ir completando una serie de bloques a largo plazo.
Entonces, ¿cómo explicarle a alguien que salió hace años de la universidad o que se muestre renuente pensando que, si ya pasó cierto número de años, porqué tendría que hacer una certificación?
Reiterando que el conocimiento nunca tendrá un final, Valdés Garciatorres recalca que “somos seres que necesitamos expandirnos y crecer, en ese sentido, es una forma de aprender todos los días algo nuevo y tener actitud abierta al aprendizaje”.
Además de que abren más puertas de trabajo, está la parte económica porque en promedio se puede ganar entre un 20 a 40% más con una certificación. Invitando a ver a los años pasados en la escuela como un escalón en el sendero de la autorrealización y de ser cada vez más competitivos, pues en estos tiempos no solamente estamos contendiendo contra el vecino o el compañero de banco en la escuela, sino contra chinos, alemanes o italianos; culturas que han invertido mucho en sus programas educativos, y asumiendo justamente las certificaciones.
En este punto, fue ineludible inquirir quiénes se han adaptado mejor en México, si las universidades públicas o las privadas.
“Mira la verdad es que no tengo información, pero lo que te puedo decir es que mi percepción empírica de que las universidades privadas son más ágiles y sensibles al mercado”. Aseverando que varias de las instituciones más importantes se han acercado a las organizaciones certificadoras internacionales; mientras que, si bien la parte de extensión universitaria pública ha realizado importantes esfuerzos, aún falta mucho por hacer.
Ahora, en este universo de organizaciones certificadoras, ¿qué debe hacer quien está interesado en refrendar sus habilidades?
Antes que nada, definir el enfoque, pues puede ser en competencia de oficios, gestión de proyectos, gestión de programas, en gestión de riesgos o en análisis de negocios. En segundo lugar, analizar los niveles de certificación que se manejen; y finalmente, revisar cuánta gente ha certificado la organización, así como la penetración a nivel global y las experiencias de los egresados en la disciplina en que buscamos desarrollarnos.