Si eres de las personas que sienten que despiertan más cansados que el día anterior aun cuando hayas dormido toda la noche, puede que estés “quemado”.
La pandemia por Covid-19 ha representado un gran reto socio-emocional para muchas personas, quienes han tenido que lidiar con el encierro, la incertidumbre laboral y económica, la extra demanda de actividades familiares y una oleada de información constante sobre un virus que acabó con la normalidad que conocíamos.
Estos factores han provocando que se problemas que afectan la salud mental de cientos de personas que manifiestan agotamiento crónico, insomnio, irritabilidad, estrés y ansiedad.
Algunas de estas manifestaciones físicas, además de reflejar cansancio emocional también podrían traer problemas de salud a largo plazo, ya que nuestro comportamiento y convivencia con amigos y familiares se ven afectados.
El Síndrome de Burnout consiste en un trastorno emocional provocado por el estrés laboral que puede desembocar en ansiedad e incluso depresión.
Investigadores de las universidades canadienses de Concordia y Montreal advierten que esta alteración psicológica no surge aisladamente en la oficina, sino que tiene consecuencias en el resto de la vida.
En una encuesta realizada por la revista Social Psychiatry and Psychiatric Epidemiology, los científicos descubrieron que las personas con pareja estable y sin niños pequeños, altos ingresos y accesos a una red de apoyo social fuera del trabajo presentaban menos problemas mentales, que aquellos que lidiaban con la paternidad en soltería, inestabilidad laboral-económica y que además carecían de un espacio personal para salir con amigos o tener una salida una vez a la semana.
El también conocido como síndrome de desgaste profesional, es la respuesta que el organismo da al prolongado estrés de factores emocionales e interpersonales, caracterizándose por fatiga crónica, ineficacia, negación de la problemática presente, falta de concentración, aburrimiento continuo, desgano, apatía, problemas de sueño, falta o exceso de apetito, así como dificultades para recordar nuevas tareas.
Es entonces cuando aparecen los síntomas que veremos a continuación:
- Cansancio físico. Sentimos que nuestro cuerpo no responde como antes. Notamos falta de energía desde primera hora y llegamos al final del día completamente agotados, aunque no hayamos hecho un esfuerzo corporal extra.
- Insomnio. Aunque nos pasemos el día somnolientos, por las noches tenemos dificultar para dormir. Los pensamientos asociados a nuestras tareas y responsabilidades contribuyen negativamente. Además, el insomnio acentúa el cansancio físico.
- Fallos en la memoria y la concentración. Aparecen los olvidos, nos cuesta concentrarnos en las tareas y tendemos a los errores. En muchas ocasiones aparece sensación de irrealidad.
- Falta de motivación. También llamada apatía, que consiste en la pérdida de interés por las actividades. Además, la presencia de pensamientos negativos y desesperanzadores sumados a la falta de motivación nos pueden llevar a sufrir una depresión.
- Irritabilidad. Somos más sensibles a comentarios o conflictos y estamos constantemente de mal humor. Cualquier cosa nos irrita o nos hace llorar.
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NCV