Además, no todos los espermatozoides viajan sin trayectoria al óvulo; los que portan el haplotipo-t logran mantener una trayectoria más estable
Un reciente estudio encontró que los espermatozoides se envenenan entre ellos mismos para ganar y ser los primeros en fertilizar al óvulo.
La investigación estuvo a cargo de un grupo de científicos pertenecientes al Instituto Max Planck de Genética Molecular.
En primer lugar, los expertos se percataron de que no todos los espermatozoides cuentan con la misma estructura genética, sólo una parte de ellos cuenta con un segmento de ADN que provoca su competitividad.
Los investigadores llamaron a este factor genético “haplotipo-t”. Según explicaron, éste funciona como veneno y potenciador al mismo tiempo.
Posteriormente, analizaron los espermatozoides que contenían esta particularidad e identificaron que son más progresivos y tienen una fuerte ventaja sobre los normales.
De acuerdo con los resultados del estudio, no todos los espermatozoides viajan sin trayectoria al óvulo; los que portan el haplotipo-t logran mantener una trayectoria más estable; es decir, una ruta es recta y directa hacia su objetivo. Debido a esto, indican los expertos, tienen más posibilidades de tener éxito en su viaje.
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Pero no es todo, también encontraron que este factor genético tiene otra función en beneficio para los que lo portan.
Por lo que señalan, aquellos espermatozoides portadores de haplotipo-1 pueden utilizarlo como un veneno para la comunidad de espermatozoides normales.
Gracias a este compuesto, van eliminando en el camino a la competencia, según lo menciona Bernhard Herrmann, director del MPIMG y del Instituto de Genética Médica de Charité.
Específicamente, señala el estudio, los espermatozoides con el haplotipo-t logran desactivar los espermatozoides sin él. El “truco” es que el haplotipo-t envenena todos los espermatozoides, pero al mismo tiempo produce un antídoto, que actúa sólo en los espermatozoides t y los protege
Por otro lado, en el estudio se investigó el funcionamiento de la molécula RAC1, que también se encuentra en los espermatozoides. Los nuevos datos señalaron que la RAC1 juega un papel importante para el viaje de los espermatozoides.
Esta molécula se encarga de facilitar el hallazgo del óvulo, indica Alexandra Amaral, científica del MPIMG y principal autora del estudio.
La competitividad de los espermatozoides individuales parece depender de un nivel óptimo de RAC1 activo; la actividad de RAC1 tanto reducida como excesiva interfiere con el movimiento hacia adelante efectivo, indica la experta.
Es así que los espermatozoides ocupan de estos dos factores para ganar la competencia con el resto y lograr llegar primero al óvulo, concluye la investigación.
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CAB