La sensación de vértigo se define como si el paciente estuviera realmente girando o moviéndose a su alrededor, con la sensación de caerse sin que esto vaya a suceder
La sensación de estar continuamente en una noria imposibilita hacer una vida normal. Percibir
un movimiento sin que realmente se produzca ocasiona desequilibrio e inestabilidad y puede
ocasionar que la persona que lo sufre caiga al suelo y se lesione.
El Colegio Ocial Farmacéuticos de Madrid (COFM) define la sensación de vértigo como si el paciente estuviera realmente girando o moviéndose a su alrededor, con la sensación de caerse sin que esto vaya a suceder.
Sin embargo, el COFM avisa de que “sólo es una sensación de movimiento giratorio continuo
con la consiguiente pérdida de equilibrio”. Es más frecuente en mujeres y en personas mayores de 50 años, agregan desde el colegio. Por su parte, la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria indica que a veces se puede acompañar de náuseas y vómitos.
El más común es el posicional, que se produce asociado a movimientos o giros de cabeza.
Dura entre segundos y varios minutos. Una manifestación exclusiva de este tipo de vértigo es que estos mareos se experimentan cuando la persona cambia de posición en el espacio, por ejemplo, al agacharse o levantarse.
“Los vértigos posicionales consisten en una alucinación del movimiento cuyo origen se
encuentra en el oído. Las personas con vértigo sienten como si el mundo estuviera girando a su alrededor, generando una impotencia total para poder realizar tareas cotidianas, como andar o conducir”, ha explicado la otorrinolaringóloga del Hospital Vithas Nisa Rey Don Jaime (Castellón), la doctora Bárbara Meliá.
El vértigo generalmente proviene de un problema en la parte del oído interno responsable del
equilibrio, el laberinto vestibular. El denominado vértigo postural paroxístico benigno ocurre
cuando unas partículas pequeñas denominadas otoconias de una parte del oído interno se
sueltan y caen en los conductos del mismo.
Un correcto diagnóstico y tratamiento por parte de un otorrino resulta fundamental en la
dolencia. En el caso de los vértigos posicionales, que se suelen diagnosticar ocularmente con
el paciente tumbado en la camilla y sometido a una serie de giros de cabeza, el tratamiento
consiste fundamentalmente en maniobras de recolocación de otoconias, mediante la
maniobra de Epley, entre otras.
1. Tratamiento. “Normalmente en una sola sesión se suele solucionar el problema, o por lo menos el paciente ya nota mejoría, si bien en algunos casos es necesaria una segunda o tercera visita. El índice de recidiva o reaparición en estos vértigos a los tres meses se suele situar en un 25 por ciento, por lo que hay que volver a realizar las maniobras. Una vez que están en su sitio, esas partículas no causarán vértigo”, ha asegurado la doctora Meliá.
2. Recomendaciones para el tratamiento. El principal consejo que se suelen dar a estos pacientes para prevenir futuros mareos es evitar movimientos bruscos durante los primeros días después del tratamiento.
“El paciente, durante los siguientes días a la maniobra debe empezar a hacer vida normal, pero con mucha precaución. Durante varios días después del tratamiento, no hay que dormir sobre el lado que desencadena los síntomas, y a la hora de levantarse debe hacerlo despacio, permanecer sentado en la cama hasta que la vista esté ja y no sienta ningún mareo”, subraya la doctora experta.
3. Si el vértigo reaparece. Si el vértigo reaparece se puede volver fácilmente a perder el equilibrio, caer y lastimarse.
Para evitar esta situación, según la doctora Meliá, “hay que sentarse inmediatamente nada más percibirse el mareo, evitar los movimientos o cambios de posición repentinos y evitar las luces brillantes, la televisión y la lectura durante un ataque de vértigo”.