Una buena salud financiera significa contar con el dinero suficiente para cubrir gastos y tener ahorros que ayuden a afrontar imprevistos en el futuro
Saber administrar tus ingresos y gastos te ayudará a mantener una buena salud financiera, por lo que planear las finanzas personales es un proceso con el cual podrás visualizar tu panorama económico: ingresos, gastos, deudas, objetivos y metas.
Considera a la planificación financiera como parte indispensable de tu día a día, de mucha utilidad. Pero toma en cuenta que la personalidad influye mucho en cómo gastamos nuestro dinero, por lo que cada plan financiero debe ser personalizado.
Prioriza tus objetivos y metas, ya sea ahorrar para comprar un auto, esas vacaciones de ensueño, tu retiro o tener una cantidad en caso de emergencias.
Gastos como colegiaturas, despensa o transporte, siempre deben ser prioridad antes de tu plan de ahorro.
Elabora un presupuesto, haciendo listas de los gastos semanales o mensuales que realizas, e identifica cuáles son innecesarios y conviértelos en posibles ahorros.
Si cuentas con deudas, clasifícalas como gastos inaplazables para evitar que tu adeudo incremente y a la larga te consuma, siendo un obstáculo hasta para cubrir lo necesario. Tener al día los pagos de las tarjetas de crédito es una señal de buena salud financiera.
¿Pero qué significa una buena salud financiera? Es cuando contamos con el dinero suficiente para cubrir gastos y tener ahorros que ayuden a afrontar imprevistos en el futuro.
Antes de hacer cualquier gasto, tómate el tiempo necesario para armar tu presupuesto y puedas obtener grandes beneficios de tu plan financiero.
Ocho indicadores para poder medir tu salud financiera
- Gastar menos de lo que se gana. Indica tu capacidad para gestionar tus ingresos y que tan resistente eres ante eventos inesperados.
- Pagar facturas a tiempo y en su totalidad. El grado en el que te mantengas al corriente de todas tus facturas, es un indicador de tu capacidad para gestionar tus finanzas y compromisos diarios.
- Tener suficientes ahorros en productos financieros líquidos. Conviene contar con suficientes ahorros para afrontar los gastos inesperados. Conseguir reunir el suficiente capital para vivir durante seis meses o más sin ingresos, es señal de buena salud financiera.
- Poseer suficientes ahorros o activos a largo plazo. Tener cubierto el corto y medio plazo es positivo, pero también hay que contar con el capital suficiente para afrontar gastos a largo plazo.
- Tener un nivel de deuda sostenible. La persona que sabe manejar sus deudas, tiene una vida financiera más tranquila ya que no se ve afectada por los recargos por pagos atrasados. ¡Cuidado con las tarjetas de crédito!
- Manejar un historial crediticio saludable. Las personas que no representan ningún riesgo para los prestamistas o acreedores, son aquellas con mejor salud financiera.
- Tener seguros apropiados. Contratar seguros baratos y de poca calidad puede dar una falsa sensación de protección. No contar con buenas coberturas, puede suponer un problema financiero.
- Plan de gastos para el futuro. Quienes planifican sus finanzas y saben cómo afrontar los retos financieros del futuro, son aquellas que demuestran tener una mejor salud financiera.
Es un aspecto que no se toma mucho en cuenta en la juventud, sino hasta que te enfrentas con los gastos, deudas e impuestos. Además que en las escuelas, no se le brinda la debida importancia, por lo que te recomendamos que busques cursos en línea o presenciales para que tú mismo conocas más a fondo y así puedas inculcarlo en tus hijos, evitándoles muchos problemas en el futuro.
Así, adquiriendo hábitos saludables es la única forma de garantizar mejores oportunidades y una vida más tranquila, al menos en ese aspecto.