A menudo nos preguntamos, ¿cómo tener hijos exitosos y felices? ¿Qué no dependan de la pareja? Pero no sabemos cómo educarlos en este sentido. ¿Cómo ayudar a nuestros hijos a no seguir ese camino?
Cuando un hijo nace, la mayoría de nosotros nos forjamos muchas ilusiones y sueños con respecto a su quién será en el futuro… y desde que nacen buscamos sus talentos, puntos fuertes, aspectos positivos en común con nosotros mismos.
Comenzamos a moldear su futuro en nuestra mente. Aquí empezamos a crear expectativas poco realistas porque apenas conocemos a nuestro hijo.
Al principio nuestro hijo crece obediente porque, sencillamente, es pequeño. No conoce otro camino y además cree en nosotros. Iría al fin del mundo con tal de conseguir nuestro afecto. Nuestro reconocimiento y nuestro cariño es lo que le ayudan a crecer. Y a vivir.
Pero llega un momento que debemos preguntarnos: ¿tiene mi hijo miedo de perder mi amor?
Si tu hijo hace las cosas para ganar tu valoración, nunca crecerá en libertad. Puede crecer sumiso, vulnerable, pasivo o rencoroso.
Todos conocemos casos de adultos que ya con una familia formada y todo un bagaje personal, todavía son dependientes emocionales de sus ancianos padres.
Si deseas educar hijos autodependientes sigue estos consejos:
Nunca eduques a tu hijo para que te necesite; tan solo para que te quiera. Nuestro egoísmo, nuestras propias carencias personales hacen que, de manera inconsciente a veces, eduquemos en la dependencia afectiva. Les hacemos sentir mal para que no se alejen de nosotros, para que en algún momento paguen por todo lo que hemos invertido en ellos.
Intenta que consiga las cosas gracias a él mismo y que lo valore como tal. Si tienes que ayudarle, que nunca crea que es solo mérito tuyo o que sin ti nunca lo habría conseguido
Hazle las reflexiones oportunas. No le ayudas ayudándole cuando puede hacer las cosas por sí solo. Si fracasa, aprenderá. Si tiene éxito, será por sus propios méritos y se sentirá orgulloso de sí mismo.
Tu hijo no es una extensión de ti mismo. Le has dado la vida pero ahora la vida es suya. No pierdas esto de vista. Educar es darle la mano, no encadenarlo.
Nunca le compadezcas. Elimina de tu vocabulario emocional el término “pobrecito”. No es un pobrecito sino un niño que está en formación, que a veces acierta y otras fracasa y que precisamente eso es lo que le permite madurar.
Valora y motiva en lugar de elogiar. Reconócelo: “Felicidades por ese trabajo excelente; has invertido mucho esfuerzo en ese trabajo de investigación y te mereces esa nota, me siento orgullos@ de ti”.
Si necesitas ayuda para educar hijos autodependientes, te invitamos a nuestro grupo de papás e hijos todos los viernes.
Tenemos dos grupos:
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