Cáncer de ovario, entre el olvido y la mortandad

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Cáncer de ovario, entre el olvido y la mortandad

El cáncer de ovario es una de las displasias más olvidadas, pero también de las más letales porque se disemina fácilmente y suele ser detectado muy tarde

El cáncer de ovario es más letal que el cáncer cervicouterino y el de mama, y desgraciadamente en México hace falta insistir mucho sobre el tema para que sea tratado como una verdadera prioridad en la problemática de salud a nivel nacional, para lo cual se debe capacitar, actualizar y sensibilizar al personal médico sobre su tratamiento para prevenirlo y curarlo a tiempo.

Ya sabemos que el cáncer es una enfermedad en la cual las células anormales del cuerpo comienzan a multiplicarse sin control y que se identifica siempre, de acuerdo a la parte del cuerpo en que aparece primero, aunque posteriormente se propague a otras áreas.

En el caso de los ovarios, glándulas sexuales de la mujer, compuestas por tres tipos principales de células: epiteliales, germinales y estromales, es de considerar que en cada una de estas puede desarrollarse una clase diferente de tumor.

Los tumores epiteliales se originan de las células que cubren la superficie externa del ovario. Los tumores de células germinales se forman en las células que producen los óvulos. Los tumores estromales se originan de las células del tejido estructural que sostienen el ovario y producen las hormonas femeninas estrógeno y progesterona.

La mayoría de estos tumores son benignos (no cancerosos) y no se propagan fuera del ovario. Se pueden tratar mediante la extirpación quirúrgica.

Sin embargo, cuando se llegan a formar tumores ováricos malignos (cancerosos) se pueden propagar a otras partes del cuerpo (metástasis) y causar la muerte.

Al respecto, existen ciertos factores de riesgo que predisponen a las mujeres a padecer cáncer de ovario, como el no tener hijos, primer período menstrual en edad temprana, inicio de la menopausia a edad más avanzada que el promedio, antecedentes de endometriosis, sobrepeso y obesidad, no haber dado pecho, fumar y haber tenido un periodo mayor de cinco años con terapia hormonal de reemplazo para la menopausia o anticonceptivos orales, cuando en la familia se han presentado casos de cáncer de ovario, de mama, de colon o uterino.

Los cánceres de ovario se presentan en una variedad de diferentes tipos de tumores. El tipo de tumor más común es el carcinoma seroso de alto grado, que ocurre en cerca del 70 % de los casos. En México, el cáncer de ovario tiene una frecuencia del 4.5% de las neoplasias ginecológicas.

Si se detecta en etapas tempranas, el tratamiento funciona mejor. El problema es que con frecuencia presenta signos y síntomas que pueden confundirse con otros cuadros, como:

  • Inflamación abdominal
  • Dolor pélvico o abdominal
  • Frecuente necesidad de orinar
  • Estreñimiento o diarrea
  • Sensación de plenitud continua al comer
  • Pérdida de apetito
  • Cansancio excesivo

Si una mujer presenta síntomas por dos o más semanas, es necesario solicitar atención médica para ser valorada por un profesional.

Ahí radica la importancia de la revisión periódica con el médico para así tener bien identificadas las condiciones que ya no son normales para su organismo.

La primera opción del tratamiento, es la cirugía; extirpar directamente el tumor, o de ser necesario ambos ovarios. La segunda opción es la quimioterapia, mediante la cual es posible eliminar el tumor, y erradicar las células cancerígenas.

En el mundo se diagnostican cerca de 205,000 nuevos casos, de los cuales mueren 125,000 mujeres por año.

Los países que tienen una mayor frecuencia son los europeos, EEUU y Canadá; seguidos por México, Colombia, Uruguay y Australia; en tercer lugar de frecuencia, se encuentran Brasil y Argentina; es menos común en los países africanos y del sur de Asia.

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