La UNAM puso a disposición de alumnos y público en general la práctica de pruebas COVID-19, y actualmente realizan 500 pruebas diarias
Investigadores de la UNAM han optado por el uso de biosensores biomoleculares, un tipo de tecnología que mide diferentes parámetros biológicos, para la detección del Covid-19. Así, los universitarios crearon un test capaz de rastrear el ARN del virus del SARS-CoV-2. Gracias a la innovación de este método, esta prueba ofrecería mayor seguridad, en comparación con las pruebas rápidas de antígenos.
Tatiana Fiordelisio Coll y Mathieu Hautefeuille, ambos integrantes de la Facultad de Ciencias de la UNAM, son los responsables de este proyecto.
Ella es bióloga y él ingeniero electrónico. Antes de la pandemia, los estudiosos ya apostaban por el uso de biosensores con el objetivo de detectar enfermedades de forma oportuna.
De acuerdo a estos científicos, esta metodología no solamente es eficaz sino que brinda otros beneficios, ya que no se necesita de altos costes para producirla, al no requerir de equipos especializados. De esta manera los servios que involucran la derección de enfermedades proporcionaría a la población alternativas asequibles a las que recurrir.
Cuando el Covid-19 comenzó a propagarse en nuestro país y las pruebas comenzaron a escasear, Fiordelisio y Hautefeuille pensaron que el uso de biosensores biomoleculares sería una solución, narraron los estudiosos durante una conferencia de la máxima casa de estudios.
Para realizar los primeros estudios, el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (INDRE) les proporcionó muestras del coronavirus.
Para su aplicación en una prueba diagnóstica de Covid, Fiordelisio Coll se encargó de adecuar el biosensor de biomoléculas, una técnica de biología celular conocida como hibridación, que reconoce la presencia del SARS-CoV-2, a través de sonda que lee la huella digital del virus.
Como resultado, el test universitario -dimensionó la experta- otorga “una sensibilidad del 85% y una especificidad del 80%; eso está muy por encima de la prueba rápida que estamos utilizando, en la que llegan a ver hasta 60% de falsos negativos por la baja sensibilidad”:
Para explicar el diseño con que se realizó esta prueba, la especialista dijo que era similar a los test de embarazo. Sólo que tarda aproximadamente 40 minutos en arrojar el diagnóstico. Además, la doctora Tatiana dijo que, luego de ser aprobada, puede ser de uso individual, lo que quiere decir que podría conseguirse en las farmacias, de la misma manera que sería distribuida en los centros de salud para su aplicación masiva.
“Estamos construyéndolo a un costo muy accesible (…) hemos avanzado bastante y ya tenemos los primeros resultados, y ha mostrado que sí podemos detectar adecuadamente una curva con genes virales”, destacó.
Cabe mencionar que una prueba PCR, que detecta la huella genética del virus, pese a su alto grado de fiabilidad, cuenta con una desventaja, ya que por las herramientas que requiere, tarda varios días en arrojar el resultado de la o el paciente. Por su parte, las pruebas de antígenos o “rápidas” no necesitan más de 15 minutos para dar un resultado, sin embargo, este puede ser un falso negativo.
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En este contexto, la investigadora destacó que esta prueba es un “intermedio”, si se compara con la eficacia de la PCR o los “test rápidos”, en búsqueda que pueda realizarse con inmediatez, luego que una persona detecte que tiene síntomas de la enfermedad para aislarse oportunamente y, a su vez, se aproxime a la “sensibilidad y especificidad de la PCR”.
Los científicos mencionaron que están en espera de la certificación necesaria para que los resultados tengan valor oficial para ingresar a países que solicitan como requisito una prueba PCR negativa. El proyecto busca llegar a zonas de escasos recursos donde no hay laboratorios médicos.
Ante un repunte de casos de COVID-19 en México, la UNAM puso a disposición de alumnos y público en general la práctica de pruebas COVID-19, y actualmente realizan 500 pruebas diarias, pero durante los próximos días las aumentaran a 800 diarias.
Las pruebas tienen un costo de 500 pesos para la comunidad universitaria y 700 para el público en general.
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CAB