Por: Dr. Alejandro Cárdenas Cejudo
Médico Internista
No hay nada más triste que después de un gran esfuerzo, un gasto importante, una cirugía y un periodo en el que el paciente reconoce un impactante cambio en su estado físico, TODO se revierta, en ocasiones por un rebote fisiológico o en otros casos porque el paciente creyó quedar inmunizado y rompio con las reglas del estilo de vida y medicación correspondiente.
La obesidad sigue siendo un problema medular en la generación de complicaciones sociales, económicas, psicológicas y de salud, éste antecedente puede ser determinante en la vida de una persona para su proyecto de calidad, ya que se interpone al curso normal de muchos procesos de la vida diaria.
Es fácil saber y reconocer la dificultad que tienen los obesos para desenvolverse en un mundo donde todo está diseñado para no ser gordo. Los hombres y las mujeres con esta característica no pueden conseguir pareja con facilidad, son víctimas de bullying y se sienten por lo general terriblemente desafortunados aunque enfrenten la vida con una sonrisa, ya que al contemplarse en la mañana en el espejo, al probarse la ropa y salir caminando y tratar de subir o bajar una escalera recuerdan su peculiar condición que mucho de todo les dificulta.
La industria farmacéutica y los investigadores en colaboración se han dado a la tarea de encontrar un apoyo para el control de la obesidad y el sobrepeso, para revertir el proceso y para entender la mejor manera de ayudar a los pacientes que se debaten en un mundo en contra, para ganarse un lugar ahora no siendo una pequeña minoría sino, siendo el 30% de muchas poblaciones como la nuestra en México.
Dietas, hipnosis, cirugías, medicamentos, circunstancias que los hacen sentir que se están infringiendo un daño por vanidad o por no aceptar su condición aunque, ahora sabemos que esto es más cuestión de salud y de calidad de vida. Todo resulta un fracaso hasta que se reconoce que la enfermedad de la obesidad es multigenética, que necesita apoyo multidisciplinario y que no todos los recursos y herramientas impactan igual a los pacientes de esta patología.
Los rebotes con tratamiento y con cirugía están a la orden del día, precisamente porque el software esta desajustado para ese hardware dañado, y no importa cuántas veces se cambie el software si el origen es la estructura primigenia en la que no se ha centrado la atención.
El impacto genético y el epigenético hacen una combinación tóxica para no permitir los cambios con facilidad, de tal forma que si no se aborda con un pensamiento integrador el fracaso es irremediable.
Los licuados, la dietas publicadas por los múltiples éxitos conseguidos, los médicos y sus bolsitas de pastillas tóxicas, los tratamientos que marean y hacen vomitar, las cirugías que mutilan o limitan dramáticamente y las psicoterapias que hacen llorar y no enflacar, nada por si solo hace la diferencia, necesitamos ser más realistas y evaluar la historia de un paciente, su condición mental, física, cultural, económica y emocional, y solo entonces, tomar una decisión sobre el tratamiento y su éxito a largo plazo.
Todos los factores cuentan, sobretodo que el estilo de vida debe cambiar por uno saludable con dieta lógica y ejercicio cotidiano acorde a cada circunstancia y paciente.
No hay nada más triste que después de un gran esfuerzo, un gasto importante de dinero, una cirugía y un periodo en el que el paciente reconoce un impactante cambio en su estado físico, se revierta a la antigua condición ante el asombro y la incredulidad, en ocasiones por un rebote fisiológico o en otros casos porque el paciente creyó quedar inmunizado y se relajó rompiendo con las reglas del estilo de vida y medicación correspondiente.
Derribar la barrera de la obesidad es más que un reto, es una odisea que inicia y nunca termina, pero que libera de enfermedades, complicaciones y depresión.
El efecto preventivo de la obesidad empieza desde los padres, después en el embarazo con la programación fetal que deja una marca metabólica de gran impacto y que se asocia a enfermedades cardiovasculares y sus deletéreas consecuencias.
Aprender a comer con los recursos disponibles exige educación desde las etapas básicas y seguimiento en un programa hasta la universidad, además de reforzamiento a través de todos los medios de comunicación clásicos e informáticos.
Si educamos y convencemos a toda la población de los beneficios de la alimentación sana y la actividad física, los indicadores de enfermedades crónicas se modificaran sin problema de manera importante, este debe ser en gran parte nuestro foco de atención que va encaminado a reforzar la estructura educativa de los pacientes.
Seguimos produciendo costosos medicamentos, mágicos licuados, amargos y tóxicos fármacos y complicadas y costosas cirugías sin observar que lo elemental resulta ser lo menos complicado y más lógico para permanecer sano.
Ejercicios y nutrición son salud y prevención para diabetes, hipertensión, obesidad, enfermedades cardiovasculares, Parkinson, alzhéimer y cáncer.