No es exclusiva de las madres primerizas ya que pueden sufrirla mujeres hasta su segundo o tercer bebé
Después del nacimiento del bebé, la mayoría de las mujeres pasamos por un período de adaptación, en el que debemos acostumbrarnos a nuestro nuevo papel como madres, así como a descubrir y conocer los requerimientos y necesidades del bebé.
Esta etapa de bruscos altibajos en el estado de ánimo por el que pasan casi todas las mujeres, está relacionada con los cambios orgánicos del embarazo y el parto.
En gran medida se debe a la necesidad de reorganizar nuestra vida y acatar en primer lugar, la responsabilidad de mantener sano a nuestro hijo, a procurarlo y a buscar hacerlo feliz.
Este momento suele ser para un gran número de mujeres, un tanto conflictivo, pues por un lado desearían regresar a su estado anterior y no tener la responsabilidad tan grande que representa un hijo y al mismo tiempo, es el momento de ver coronada la tan anhelada maternidad.
Esos sentimientos encontrados nos llevan a asombrarnos de nosotras mismas, a romper en llanto de repente sin provocación aparente, cuando deberíamos estar alegres.
En esta etapa, es normal tener períodos de lágrimas acompañados de melancolía debido al gran cambio hormonal que se lleva a cabo por el repentino y excesivo descenso en el nivel de la progesterona después del nacimiento del bebé. Esto puede ser, uno de los factores que contribuyen a la aparición de la melancolía.
En el caso de las mamás primerizas, es normal se sienten abrumadas por su falta de experiencia frente a las exigencias que requiere el cuidado del recién nacido y todo lo relacionado con él.
Si este es tu caso, no te angusties, algunas mujeres sufren sólo unos días, mientras para otras son semanas o meses; dependiendo tanto de la situación a su alrededor, como de ellas mismas.
Este sentir no es exclusivo de las madres primerizas. La depresión postparto pueden sufrirla por vez primera mujeres que ya han sido madres hasta su segundo o tercer bebé.
Por paradójico que parezca, una de las causas de este desconcierto se debe a que la madre llegar a extrañar la presencia del niño dentro de sí, los continuos pataleos y movimientos; y aunque ha deseado durante nueve meses tenerlo entre sus brazos, de pronto siente que la relación tan íntima antes experimentada dentro de su vientre, corre peligro al proyectar a futuro la independencia que adquirirá su bebé.
Este es normalmente un sentimiento de añoranza más que de egoísmo, aunque como en todo, existe un riesgo de caer en el extremo que puede resultar perjudicial tanto para la madre, como para el hijo.
Recuerda que toda mujer atraviesa por la depresión postparto en mayor o menor medida y que lo ideal es que te recuperes en poco tiempo, pero es conveniente que desde los primeros síntomas acudas con tu médico.
Abrazo de Chango Marango
Ale Velasco