LA malnutrición en todas sus formas es uno de los mayores desafíos de este siglo y las dietas poco saludables son una de las principales causas de ese complejo problema.
La promoción de las dietas tradicionales e indígenas puede ayudar a avanzar hacia el establecimiento de un sistema alimentario respetuoso del medio ambiente, la cultura y el bienestar de las personas, condiciones fundamentales del desarrollo sostenible.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) celebró este miércoles un evento en su sede de Roma en el que abogó por divulgar información sobre estas dietas en todo el mundo para concienciar sobre la forma en que favorecen el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En su discurso de apertura de la reunión, el director general de la agencia, Qu Dongyu, llamó a “hacer disponibles y asequibles” los alimentos tradicionales, sobre todo para los grupos más vulnerables, con el propósito de mejorar la salud de la gente.
Qu afirmó que las dietas saludables tradicionales e indígenas “encierran la sabiduría de nuestros antepasados y la esencia cultural de generaciones enteras”.
Citó como ejemplo la dieta mediterránea, que implica una ingesta elevada de una gran variedad de hortalizas, frutas, legumbres, hierbas y aceite de oliva; la nueva dieta nórdica, la dieta tradicional japonesa y la cocina regional del Sur de China.
Qu señaló que todas estas formas de alimentarse acarrean una serie de beneficios, como reducir el colesterol y prevenir las enfermedades cardiacas y la diabetes.
No obstante los numerosos beneficios de estas dietas, a menudo se les descuida debido a los cambios en los hábitos alimentarios y patrones de consumo provocados por factores como el crecimiento demográfico, la globalización, la urbanización, las presiones económicas y el rápido ritmo de vida.
En este contexto, Qu exhortó a sumar fuerzas para que las dietas tradicionales recuperen su importancia mediante iniciativas que despierten el interés de los jóvenes en el redescubrimiento de las comidas sanas hechas en casa y desalienten el consumo de la comida rápida.
La FAO se ha referido a la malnutrición en todas sus formas como uno de los mayores desafíos de este siglo y las dietas poco saludables son una de las principales causas de ese complejo problema.
Qu destacó el papel clave de las formas tradicionales e indígenas de alimentarse en la eliminación del hambre y la malnutrición y subrayó la urgencia de transformar los sistemas alimentarios para hacerlos más nutritivos e incluyentes.
En conjunto con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la FAO publicó recientemente los Principios para lograr dietas saludables con el fin de apoyar a los países a promover estas maneras de comer.
El año entrante se cumplirá una década desde que la UNESCO declarara a la dieta mediterránea como patrimonio cultural inmaterial. La FAO e Italia han empezado a realizar una serie de seminarios sobre diferentes aspectos de esta dieta con motivo del aniversario.