No hace falta quitárselas para facilitar la comunicación; además, pueden reutilizarse indefinidamente si no están averiadas, y limpiarse fácilmente
El panorama de salud actual exige una protección adecuada que prevenga en la mayor medida posible cualquier contagio. Las mascarillas quirúrgicas, o cubrebocas, son el elemento más accesible para este fin; no obstante, existe otro material médico no tan común, pero sí conocido, las pantallas faciales ¿pero qué tan recomendables son?
Un reciente artículo de opinión publicado en JAMA, la revista de la Asociación Médica Estadounidense, sostiene que estas pantallas tienen una serie de ventajas considerables.
“Son cómodas de usar, protegen los portales de entrada del virus y reducen la potencial autoinoculación, ya que evitan que el usuario se toque la cara”, dice el texto elaborado por el doctor Eli Perencevich, experto en enfermedades infecciosas de la Universidad de Iowa, y otros dos investigadores.
Perencevich también sostiene que su aprovechamiento es mayor, pues, a diferencia de los tapabocas, no hace falta quitárselas para facilitar la comunicación; además, pueden reutilizarse indefinidamente si no están averiadas, y limpiarse fácilmente con agua y jabón o desinfectantes comunes.
Cabe destacar que los autores no abogan por el uso de la pantalla como medida superior y única, pero sí consideran que puede ser un elemento más en una estrategia de contención del coronavirus. Sin embargo, añaden, las pantallas faciales cubren un área mucho más amplia del rostro, incluyendo los ojos, que son otra vía de entrada para el SARS-CoV-2.
La opinión de Julian Tang, profesor del departamento de Ciencias Respiratorias de la Universidad de Leicester, en Reino Unido, difiere de la del grupo Perencevich.
En una entrevista con BBC Mundo, Tang aseguró que las pantallas faciales son, por lo general, bastante efectivas, pero sin punto de comparación directa con las mascarillas quirúrgicas; esto porque los estudios que se han hecho hasta el momento no indican grandes diferencias.
Por su parte, Aaron Glatt, director del departamento de medicina del hospital Mount Sinai South Nassau, en Estados Unidos, cree que el beneficio de las pantallas varía según el usuario.
Como último ejemplo, cabe mencionar los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades en EE.UU. (CDC), tampoco recomiendan su uso en el contexto de la vida cotidiana o como sustituto para los cubrebocas.
Contenido relacionado:
COVID-19 neonatal puede provocar hipoxemia
CAB