Si cada recién nacido en el mundo fuera alimentado sólo con leche materna, podrían evitarse 1.4 millones de muertes infantiles al año.
La leche materna protege al bebé contra enfermedades comunes en la infancia y a su vez, reduce el riesgo de padecer enfermedades cardíacas y diabetes en la etapa adulta.
La protección que ofrece la lactancia abarca la prevención de diarrea, padecimientos gastrointestinales y muerte súbita; de hecho, un niño que no fue amamantado tiene 14.4 veces más probabilidad de morir en contraste con el que no lo fue.
«La lactancia materna tiene todos los nutrimentos que requiere un infante de cero a seis meses de edad. El tiempo que se le dé leche materna se verá reflejado en beneficios que obtenga. Si un bebé es lactado por lo menos cuatro meses, disminuye en un 72 por ciento el riesgo de contraer neumonía, una infección muy grave y frecuente en los bebés y que pone en peligro su vida» aseguró la pediatra y especialista en lactancia materna Diana Espejel Huerta.
Huerta explica que disminuye « un 64 por ciento que sufran una infección gastrointestinal, que puede ser grave en un niño menor de cinco años. Reduce en un 40 por ciento heredar asma, en caso de que sus padres padezcan la enfermad. Y no sólo disminuye diarreas y neumonías, sino que a futuro puede disminuir el riesgo de obesidad, diabetes, presión alta e, incluso, el riesgo de cánceres como la leucemia».
Se debe agregar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) suele denominar a la lactancia materna como la «primera vacuna», debido a los 2 mil componentes que contiene y fortalecen el sistema inmunitario del menor.
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