El incremento del envejecimiento poblacional y la desigualdad económica tienen un importante componente generacional
Las personas mayores siempre han desempeñado un papel importante en la sociedad como líderes, cuidadores y custodios de la tradición. Sin embargo, también son muy vulnerables, y muchos caen en la pobreza, quedan discapacitados o sufren discriminación.
A medida que mejora la atención médica, la población de personas mayores está creciendo, al igual que crecen sus necesidades y, por supuesto, sus contribuciones al mundo.
Datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) indican que el año pasado, por primera vez en la historia, las personas con 65 o más años superaron el número de niños menores de cinco años. Lo que quiere decir que actualmente, una de cada once personas, equivalente al 9% de la población mundial, tiene más de 65 años.
Así, se tiene previsto que en los próximos 30 años, este número aumentará a una de cada seis (16%). Y en Europa y Norteamérica la cifra será aún mayor: para 2050, una de cada cuatro personas será mayor de 65 años.
Es más, las personas con 80 o más años se triplicarán y pasarán de los 143 millones, en 2019, a los 426 millones, en 2050.
El BID estima que en el año 2050 en América Latina y el Caribe vivirán cerca de 30 millones de adultos mayores en situación de dependencia.
Y es que, los recientes cambios que se han producido en las estructuras familiares debido a la reducción de su tamaño y a la incorporación de la mujer al mercado laboral, así como los cambios sociales y culturales, están transformando el papel de las mujeres en los hogares.
Por esto, el Día Internacional de las Personas de Edad es una ocasión perfecta para destacar las importantes aportaciones que nuestros mayores hacen a la sociedad y crear conciencia sobre las oportunidades y los desafíos del envejecimiento en el mundo de hoy.
La Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) reconocen que el desarrollo solo se puede lograr si incluye a todas las edades.
Empoderar a las personas mayores en todos los ámbitos del desarrollo, incluida su participación en la vida social, económica y política, ayuda tanto a garantizar su inclusión como a reducir las numerosas desigualdades a las que se enfrentan estas personas.
El tema de Día Internacional de las Personas de Edad de este año está íntimamente ligado con el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 10, que busca hacer frente tanto a las desigualdades que afrontan actualmente las personas mayores, como prevenir las formas de exclusión que surgirán en el futuro.
El ODS 10 se ocupa de la reducción de la desigualdad en y entre países, y tiene como objetivo «garantizar la igualdad de oportunidades y reducir las desigualdades.»
Algo que se puede conseguir a través de medidas para la eliminación de la discriminación y la potenciación e inclusión “social, económica y política de todos, independientemente de la edad, sexo, discapacidad, raza, etnia, origen, religión o estado económico o cualquier otra condición.»
A menudo las disparidades en la vejez reflejan desventajas caracterizadas por factores como el lugar, género, situación socioeconómica, salud, ingresos, etc. Entre 2015 y 2030 se espera que el número de personas de 60 años o más aumente de 901 millones a 1,400 millones.
El incremento del envejecimiento poblacional y la desigualdad económica tienen un importante componente generacional. Además, el rápido envejecimiento de la población, junto a los cambios demográficos, sociales o estructurales pueden agravar las desigualdades a las que se enfrentan las personas mayores, limitando el crecimiento económico de un lugar, así como su cohesión social.
La temática de 2019 del Día Internacional de las Personas de Edad tiene como objetivos:
- Sensibilizar sobre las desigualdades durante la vejez e incidir en cómo estas reflejan la suma de desventajas a lo largo de la vida, resaltando el riesgo intergeneracional de un incremento de la desigualdad durante la vejez.
- Concienciar sobre la urgencia de hacer frente tanto a las desigualdades a las que se enfrentan actualmente las personas mayores, como en la necesidad de trabajar para prevenir las que surgirán en el futuro.
- Explorar los cambios sociales y estructurales en el marco de las políticas del curso de la vida, tales como el aprendizaje permanente, medidas laborales proactivas y adaptativas, protección social y cobertura sanitaria universal.
- Reflexionar sobre las prácticas, lecciones aprendidas y el progreso alcanzado en la eliminación de las desigualdades a las que hace frente las personas de edad avanzada, así como evaluar los esfuerzos encaminados a alterar las narrativas negativas y los estereotipos que afectan a la vejez.
En este contexto, es necesario dejar en claro que el BID recalca que existe una brecha en la esperanza de vida: las mujeres viven más tiempo que los hombres, aunque no necesariamente en mejores condiciones, y que si las tendencias se mantienen, probablemente muchas mujeres terminarán cuidando a otras mujeres en esta etapa.
Ante esto, será necesario que las políticas de protección social se adapten, incluyendo un fuerte enfoque de género.
Con información de Naciones Unidas y del Banco Interamericano de Desarrollo