Pese a presentarse la hipoxemia en los recién nacidos con COVID-19, estos pueden no tener dificultad respiratoria
La infección neonatal por SARS-CoV-2 puede presentarse en los primeros días de vida con hipoxemia clínicamente significativa en un recién nacido que no tiene signos evidentes de dificultad respiratoria y no requiere oxígeno, sugiere un informe de caso.
“En los casos leves puede haber signos inespecíficos, como alimentación deficiente que alerta a los proveedores de atención antes de que se perciban signos de dificultad respiratoria”, comentó la Dra. Shaili Amatya, profesora asistente de medicina neonatal-perinatal en Penn State Health Children’s Hospital en Hershey, Estados Unidos, quien no participó en el estudio.
“Se desconocen los mecanismos fisiológicos subyacentes a los efectos en los neonatos, en comparación con los niños mayores. El sistema inmune inmaduro de los niños puede responder al SARS-CoV-2 de manera diferente en distintos grupos de edad”, expresó la Dra. Amatya.
El caso, destacado en Pediatrics, involucró a un recién nacido masculino a término con un parto vaginal sin complicaciones con puntajes de Apgar de 9 y 10 a 1 minuto y 5 minutos, respectivamente. En el segundo día después del parto la madre desarrolló fiebre y mediante una prueba con hisopo nasofaríngeo fue diagnosticada con SARS-CoV-2, posteriormente el bebé fue evaluado y también resultó positivo.
La madre y el neonato fueron trasladados a una sala de aislamiento respiratorio. Después de 48 horas el recién nacido desarrolló mala succión y cianosis perioral sin signos de dificultad respiratoria. La frecuencia respiratoria del bebé era de 15 a 20 por minuto, la frecuencia cardiaca de 120 latidos por minuto, y la presión arterial normal.
Las anomalías cardiacas se descartaron mediante ecocardiograma y la prueba de reacción en cadena de la polimerasa en la muestra nasofaríngea descartó otros virus respiratorios.
El bebé fue trasladado a la unidad de cuidados intensivos neonatales, donde recibió oxígeno a 30% con una cánula nasal de alto flujo. En ese momento la ecografía pulmonar no mostró anormalidades consistentes, y la radiografía de tórax indicó radioopacidades de vidrio despulido bilaterales leves. Después de 36 horas no se encontraron anormalidades mayores en la tomografía computarizada.
Cincuenta horas después de la admisión a la unidad de cuidados intensivos neonatales el bebé mejoró lo suficiente para suspender el soporte respiratorio. Se le alimentó a través de una sonda nasogástrica con leche materna extraída durante 48 horas, y luego pudo alimentarse con biberón.
En el día 18 el bebé fue dado de alta. En los días 15 y 21 su prueba de reacción en cadena de la polimerasa cualitativa para el SARS-CoV-2 siguió siendo positiva, señalaron los investigadores. Esto sugiere que los recién nacidos podrían ser una fuente de transmisión horizontal, concluyeron los autores en Pediatrics.
El reporte del caso sugiere que el parto debe tener lugar en un centro de salud, donde se pueda abordar cualquier sospecha de infección en madres o recién nacidos, y que las medidas para prevenir la infección en los recién nacidos son necesarias en el centro de salud y en el hogar después del alta, destacó el Dr. Pablo Duran, del Centro Latinoamericano de Perinatología, Salud de la Mujer y Reproductiva, en Montevideo, Uruguay.
“Los recién nacidos pueden tener mayor vulnerabilidad, y esto implica que especialmente cuando hay otras condiciones pueden presentar episodios transitorios de hipoxemia u otras condiciones clínicas. La velocidad y la pertinencia de la atención son esenciales”, manifestó Dr. Duran, quien no participó en el estudio.
Con información de
Medscape
DMS
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