Es una de las primeras ocasiones en que se demuestra que se puede introducir una sonda totalmente autónoma en un corazón, sin necesidad de que sea controlada por el médico
Un grupo de científicos logró guiar a una sonda robot por los delicados ventrículos del corazón de un cerdo vivo, una hazaña que algún día podría ayudar a detectar males cardíacos en los humanos.
Es una de las primeras ocasiones en que se demuestra que se puede introducir una sonda totalmente autónoma en un corazón, sin necesidad de que sea controlada por el médico, según el estudio publicado el miércoles en la revista especializada Science Robotics .
Son comunes hoy en día los catéteres que se introducen por una vena y se van guiando por el sistema sanguíneo para hacerle reparaciones sin necesidad de una cirugía. ¿Pero cómo puede una sonda robot encontrar su camino sobre tejidos cardíacos en pleno movimiento, y además, en medio de torrentes de sangre?
Los expertos en el Hospital Pediátrico de Boston convirtieron la punta del catéter “en una especie de antena”, dijo el director del experimento Pierre Dupont, jefe del departamento de bioingeniería cardíaca. Al igual que una cucaracha usa sus antenas para orientarse, el catéter se mueve por los ventrículos del corazón tocando periódicamente y con suma ligereza las paredes, explicó Dupont. La tecnología combina las imágenes de la cámara con la mecánica a fin de determinar el estado de los tejidos.
“El robot camina por las paredes del corazón hasta que llega a la válvula”, aclaró la doctora Uma Duvvuri del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh, quien dirige un laboratorio de robótica pero no participó en este último estudio. “Es un acontecimiento bastante prometedor, pero está en una etapa muy temprana”.
Esta tecnología probablemente tardará años en ser llevada al quirófano, y de ninguna manera está diseñada para reemplazar al cirujano, expresó Dupont. En lugar de ello, aclaró, la idea es aliviarle la carga al quirófano para que pueda dedicarse a tareas más difíciles y para evitar que los pacientes y el personal médico estén tanto tiempo expuestos a los rayos X, actualmente necesarios para manipular las sondas.
“La parte más fácil de construir un dispositivo autónomo para cirugías es desarrollar la tecnología”, indicó Dupont. “La parte más difícil es la política y conseguir la aprobación de las entidades regulatorias”.
El equipo de Dupont realizó 83 pruebas con la sonda robot en cerdos vivos en un laboratorio. El dispositivo llegó al lugar indicado y en promedio tardó pocos segundos más que una sonda guiada por un ser humano. Pero Dupont aseguró que la sonda podrá ser perfeccionada con el tiempo y la práctica.
Russ Taylor, director del laboratorio de sensores cibernéticos y robótica en la Universidad Johns Hopkins, calificó la tecnología de inteligente y “un logro significativo, pero yo no diría que es algo histórico”.
Distintos robots con distintos niveles de autonomía se han usado en cirugías para terapia de radiación y cirugías ortopédicas, dijo Taylor, quien no participó en este experimento. Y Duvvuri, de Pittsburgh, recordó que hay robots que pueden enmendar tejidos humanos sin asistencia humana.
Aun así, una auténtica autonomía, “en mi humilde opinión, es una solución para un problema que en el fondo no existe. No se me ocurre ningún caso en que la autonomía de un artefacto hace mejor al procedimiento”, recalcó Duvvuri, quien en lugar de ello pronosticó herramientas semiautónomas que ayudarán a los cirujanos.
Y si bien el estudio se centró en el sistema cardíaco, Duvvuri señaló que la tecnología se podría usar para otros fines médicos, como la exploración del colon.
Añadió Taylor: “Pronostico que esa tecnología se irá desarrollando y los artefactos irán aprendiendo más tareas, pero siempre en combinación con los seres humanos”.