“Si un individuo es capaz de amar productivamente también se ama a sí mismo; si sólo sabe amar a los demás no sabe amar en absoluto”, nos dice Eric Fromm en “El arte de amar”
¿Vas por la vida resolviéndole los problemas a todos, aunque ni te lo hayan pedido? Entonces no has entendido que ofrecer apoyo es un acto generoso y pedir ayuda de humildad, pero querResolver todos los problemas de quienes nos roadean, significa impedirles que desarrollen la confianza en sus recursos propios.
El complejo de salvador es una condición psicológica por la que una persona siente la necesidad de ayudar o salvar a los demás constantemente, hasta el punto de que puede ser muy perjudicial.
Suelen tener una gran tendencia a buscar a individuos que requieren ayuda y asistirles, a menudo sacrificando sus propias necesidades, deseos y aspiraciones. Facilitando obviamente la creación de relaciones tóxicas y codependientes, en la que se desarrollan los siguientes roles: el salvador, la víctima y el perseguidor o acusador.
Así, muchos hacen de esta pulsión innata un acto profesionalizado, convertiéndose en esa persona de referencia a la que el resto de los familiares o amigos acuden cuando tienen un contratiempo.
Pero ojo, hay una diferencia abismal entre ayudar y salvar. La ayuda brinda herramientas y recursos de respaldo, para que el otro se salve a si mismo.
Entonces, ¿cómo evitar esta dinámica?
- Recuerda que solo eres responsable de ti misma.
- Aprende a decir que no.
- Establece tus límites.
- Brinda ayuda solo si te la piden.
- Desarrolla patrones de relación más saludables.
- Aprende a escuchar y espera antes de hablar.
- Deja de asumir la responsabilidad de otros adultos.
- Acepta tus propias deficiencias.
- Evalúa los patrones en las relaciones pasadas.
- Acepta, enfrenta y procesa los traumas de la infancia para que dejes de preocuparte por ellos.
- Acude a un terapeuta si tienes problemas de codependencia.
- Crea una rutina de cuidados personales.
- Pon tu felicidad por delante.
Eric Fromm en “El arte de amar” nos explica que “si un individuo es capaz de amar productivamente también se ama a sí mismo; si sólo sabe amar a los demás no sabe amar en absoluto”.
Por eso, si quieres librarte del complejo de salvador, es necesario que te examines a ti mismo de forma muy honesta, pues solo así y recordando que únicamente eres responsable de tu propia felicidad, podrás salirte de ese círculo vicioso y empezar a crear y cuidar de relaciones que te aporten bienestar.