La conjuntivitis también puede ser alérgica, es decir, “una respuesta a alérgenos ambientales, como pelo de animales, pólenes y ácaros”
La conjuntivitis es uno de los problemas más habituales de los ojos. Molesta y, en ocasiones, dolorosa y contagiosa si su origen se debe a virus o bacterias, no entiende de edades y afecta tanto a niños como adultos en cualquier época del año.
El especialista de la Sección de Córnea y Superficie Ocular del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz (Madrid), el doctor José Javier San Román Llorens, manifiesta en una entrevista con Infosalus que la conjuntivitis es “una inflamación de la conjuntiva, una membrana fina y transparente que recubre la parte superficial del ojo y la parte interna de los párpados”. La inflamación de esta parte del ojo supone, además, “la causa más importante de ojo rojo”.
La inflamación conjuntival se puede producir por varias causas. En primer lugar, el doctor San Román cita los virus y las bacterias. En cuanto a los virus, la inflamación la causan “gérmenes muy contagiosos, como el adenovirus, y pueden asociarse a faringitis, afectación corneal y producir verdaderas epidemias”, avisa el experto. En cuanto a las bacterias, el experto menciona “el neumococo, Haemophilus influenzae, gonococo, chlamydia, Staphylococcus aureus y Moraxella Catharralis”.
Por otra parte, la conjuntivitis también puede ser alérgica, es decir, “una respuesta a alérgenos ambientales, como pelo de animales, pólenes y ácaros”, según el experto. Por último, otra causa es la irritación. La conjuntivitis irritativa se produce “por contacto directo o vapores de sustancias químicas, como cloro, amoníaco, contaminantes ambientales o humo de tabaco”, informa el doctor San Román.
Los síntomas de la conjuntivitis se concretan, apunta el doctor San Román, en hiperemia conjuntival o enrojecimiento ocular, en engrosamiento de los vasos conjuntivales y en lagrimeo y aumento del parpadeo.
Otros síntomas comportan picor, escozor y sensación de cuerpo extraño, secreción en forma de legañas, ya sea mucosa, purulenta, acuosa o mixta y, si se asocia afectación corneal, puede presentarse dolor y fotofobia o intolerancia a la luz.
Será un oftalmólogo en consulta el que realice el diagnóstico. Ha de tener en cuenta “la historia clínica, la evolución y los hallazgos en la exploración mediante biomicroscopía con lámpara de hendidura”, agrega el experto de la Fundación Jiménez Díaz. Además, “no suelen ser necesarias pruebas complementarias, aunque hay ocasiones en las que se precisa de cultivos o exudados conjuntivales en afectaciones bacterianas o conjuntivitis atípicas con el fin de aislar los gérmenes causales”, puntualiza el doctor San Román. También “en pacientes alérgicos se pueden realizar pruebas rutinarias de alergia”, según el experto.
En referencia al tratamiento, el doctor San Román explica que “debe ser individualizado y orientado hacia la sospecha diagnóstica”. Pero sirven algunas directrices generales. “Es básica una buena higiene palpebral y una importante lubricación y limpieza ocular”, continúa el experto, que agrega que “es frecuente recurrir a tratamientos con colirios o pomadas de antibióticos, así como antiinflamatorios tópicos para disminuir las molestias”. Por último, en las variantes alérgicas suelen utilizarse tratamientos con antihistamínicos tópicos, concluye el especialista.
La conjuntivitis se cura en “entre una y dos semanas”, matiza el doctor San Román. No obstante, las atípicas pueden tener “una duración mayor y un desarrollo más subagudo y larvado en el tiempo”, distingue el experto, que también manifiesta que las alérgicas “suelen empeorar en períodos primaverales y veraniegos”, por lo que precisan tratamientos “de mayor duración y seguimiento por el oftalmólogo en estas épocas”.