Respecto a una relación entre la salud intestinal y la mental, en algunas enfermedades de tipo neurológico existen ciertos marcadores que aumentan sus concentraciones en el intestino
La salud intestinal tiene que ver con el estado de salud general de la persona, involucrando enfermedades de salud mental, obesidad, diabetes, hipertensión, es decir, una gama muy amplia, señala la doctora María del Rosario Morales, de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Una dieta saludable es básica. Es necesario consumir alimentos ricos en fibra como verduras y vegetales, que de alguna manera se fermentan y van a servir de fuente de alimento a microorganismos buenos dentro del intestino.
También es recomendable tomar abundantes líquidos, agua simple, pero también el café, que es un antioxidante. Por otro lado, hay que evitar bebidas gaseosas que aumenten la irritación del intestino, además de tener contemplados hábitos higiénicos en general, comenta la especialista.
Respecto a una relación entre la salud intestinal y la mental, la doctora Morales apunta que en algunas enfermedades de tipo neurológico –como el Mal de Parkinson, la ansiedad, y la depresión– existen ciertos marcadores o ciertas sustancias que aumentan sus concentraciones en el intestino, y eso está muy relacionado con el aumento de ciertas poblaciones bacterianas y alteraciones del sistema nervioso.
Algunos alimentos contribuyen a que progresen estas enfermedades: carne, azúcar, harina y otros altamente fermentados, que aumentan poblaciones dañinas como las enterobacterias, asociadas a la Enfermedad de Parkinson. También el hecho de comer abundantes embutidos, harinas y azúcares hacen que haya fermentación y que aumente una población bacteriana más dañina y por tanto favorecen que se presenten o se acentúen estas enfermedades.
Además de las enfermedades intestinales, la enfermedad del colon irritable o síndrome del intestino irritable, agrega la especialista, es una enfermedad caracterizada por el dolor y la distensión. Hay un disconfort abdominal en el paciente. Esto aumenta con la ingestión de productos que se fermentan fácilmente. Sin embargo se puede controlar dando una dieta baja en gluten y trigo. Se puede mejorar con la ingesta de probióticos o prebióticos.
La disminución de ciertas poblaciones por la administración de antibióticos no absorbibles también puede controlar eso. Una recomendación muy importante es el consumo de frutas, de verduras, de yogures, que le permitan al intestino trabajar bien, acelerar un poquito el movimiento intestinal para no estar constipados y así mejorar la calidad de vida del paciente.
Algo que es necesario cuidar es el consumo de azúcar, porque es un carbohidrato altamente fermentable: es el alimento base para todos los microorganismos dentro del intestino y como es una población de múltiples especies, generalmente las más abundantes son las primeras que se alimentan, por lo tanto son las que van a prevalecer y el aumento de estas poblaciones puede repercutir en ciertas enfermedades como el síndrome de intestino irritable.
Para terminar, la doctora María del Rosario Morales, informa que la relación microbioma-intestino-cerebro se encuentra en estudios continuamente “porque se han descubierto cosas sorprendentes. Vemos que somos un organismo completamente comunicado de todos los órganos de nuestro cuerpo y que no es de extrañarse que la flora bacteriana del intestino forme parte importante para mantener la salud o para producir enfermedades.”