¿Has pensado en el efecto mariposa que se genera al tirar comida? Desperdiciándose también los recursos invertidos en su producción
La huella alimentaria es la repercusión que tus alimentos generaron en el medio ambiente.
Al respecto la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) nos nos explica que hace 10 años había hasta 900 millones de personas hambrientas en todo el mundo, y en contraste, un promedio 1,000 millones de personas sobrealimentadas; con un costo económico mundial de más de 750,000 millones de dólares.
De esta manera, impulsando una estrategia de “Piensa, Aliméntate, Ahorra”, se ha tratado de mover conciencias para reducir las mil 300 millones de toneladas de alimentos, que según la FAO, cada año desperdiciamos.
Esto, buscando sensibilizarnos sobre el efecto mariposa que se genera al tirar comida, desperdiciándose también los recursos energéticos y materiales invertidos en su producción.
Sobre esto, Antonio Franyuti, director de AnimaHeroes nos explica que “vemos una caja de leche por ejemplo, pero no sabemos qué hay detrás. Desde el producto del empaque, la gente que lo trabaja y todos los recursos que consume esa leche. Y todos esos recursos van dentro de una caja de leche, o dentro de tu plato de comida”.
Pero, ¿cómo podemos reducir nuestra huella alimentaria?
- Hagamos compras inteligentes. Planificando con listas para no adquirir más de lo que necesitamos.
- No desechemos una fruta o verdura porque luce fea pero que aún está en condiciones de consumo.
- Usemos el congelador del refrigerador para extender la duración de los alimentos.
- Consumamos conforme vayamos comprando.
- Aprendamos la diferencia entre “Consumir antes de” y “Caduca en”, para no tirar lo que todavía sirve.
- Elijamos medias raciones al comer fuera de casa, o pidamos los sobrantes para llevar.
- Reutilicemos la comida sobrante para preparar “snacks”.
- Compremos en mercados locales, así consumimos productos que no han tenido largos traslados, disminuyendo las emisiones de gas.
- Consumamos productos poco procesados y de temporada.
- Hagamos compostas.
También podemos tener hortalizas caseras, para así cultivar parte de nuestros alimentos y consumirlos conforme los cosechemos, obteniendo diversos beneficios.
“Primero en salud. Tenerlas en la casa y hacerlo con cuidado, es decir, no ponerle fertilizantes, no ponerle pesticidas que nos hacen daño, pues ya hace un beneficio en economía para nosotros, y para el país, tremendo“, señala Franyuti.
Piensa sobre las consecuencias de nuestras decisiones alimentarias y tomarlas acertadamente, cuidando así de nuestro planeta, que es nuestra casa, ya que solamente un bajo porcentaje de los alimentos desperdiciados es compostado, mientras que la gran mayoría termina en los vertederos, representando un porcentaje elevado de los residuos sólidos urbanos.
