México es el segundo país de Latinoamérica en registrar la mayor tasa de asesinatos por homofobia; y a nivel nacional, la capital del país está a la cabeza
“Los homosexuales ven homofobia en todas partes, exageran”, “No soy homofóbico, pero…”, “El país no está preparado, hay asuntos más urgentes que legislar sobre el matrimonio igualitario”, “Dios creó a Adán y Eva, no Adán y Esteban”, “Uno puede aceptar a los gays discretos, pero no a las locas exhibicionistas”.
Estas y otras frases se escuchan o leen diario en las calles o redes sociales, pese a que el pasado 17 de mayo se cumplen 29 años desde que la homosexualidad fue eliminada de las listas de enfermedades mentales por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
¿Prejuicios, negligencia, procrastinación del responsable de elaborar dicho catálogo? Así es, hasta finales del siglo XX la homosexualidad seguía incluida era considerada como una enfermedad mental, pese a los diversos estudios que demostraban lo contrario.
Desde entonces, la fecha se volvió un día para visibilizar, despatologizar y exigir un freno a la violencia tanto social como institucional que persiste para las múltiples identidades sexuales, no solo la homosexual.
En una realidad en la que persisten los crímenes de odio derivados de la orientacións exual de las personas, de que en setenta países integrantes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) todavía continúa la criminalización de las prácticas homosexuales, coartando la libertad elemental de las personas sobre su cuerpo como de sus actos más íntimos.
Imponiendo una “normalidad” binaria, dejando por alto la amplia gama de manifestaciones de la sexualidad que son propias de la naturaleza humana.
En Latinoamérica, México es el segundo país después de Brasil en asesinatos homofóbicos; y con la llegada de Jair Bolsonaro a la presidencia del país, la situación podría empeorar. Y en cuanto a México, la Ciudad de México encabeza esta deshonrosa lista.
Por eso es que este 17 de mayo no solo se alza la voz para criticar la homofobia, sino también la transfobia y bifobia, que muchas veces suelen vivir peor escenario, con avances a cuentagotas en derechos tan básicos como el de un registro ante la ley que sea concordante con la apariencia física, no digamos el derecho al matrimonio, al acceso a la seguridad social como cualquier ciudadano que paga impuestos o a la adopción.
Sí, aunque de un tiempo a la fecha se han logrado considerables avances en materia de igualdad, sigue habiendo un déficit en la garantía de derechos que brinden dignidad, seguridad, protección y autoconfianza tanto a millones de personas, como a sus familias.
Porque sí, la población que integra la llamada comunidad lésbica, gay, bisexual y transgénero (LGBTI) no son unas cuantas, sino millones de personas alrededor de todo el mundo, que si consideramos la cifra negra de toda la gente que reprime o desconoce su sexualidad, el número real va más allá del 10 por ciento que se considera tradicionalmente.
¿Pero qué es la homofobia? ¿Cómo está internalizada y normalizada en los centros laborales y educativos? ¿Cuántos jóvenes no han sido blanco de violencia por parte de sus compañeros, o adultos que han visto truncada una carrera profesional al declarar abiertamente su sexualidad, que en nada está relacionada con las capacidades o incapacidades laborales de una persona.
¿Cuántos intentos de suicidio se registran cada año de jóvenes que por una serie de prejuicios no pueden construir su identidad o vivir óptimamente su orientación afectivo – sexual?
De acuerdo a la Encuesta Nacional sobre Juventudes y Discriminación LGBTI en México, el 61.4% de las y los jóvenes ha sido víctima de algún tipo de violencia y/o discriminación debido a su orientación sexual o identidad de género, siendo peor la situación para las mujeres trans.
¿Cuántos divorcios hay cada año de hombres y mujeres que no se reconocieron a sí mismos como homosexuales, bisexuales o transexuales, metiendose en un estilo de vida, solo por cumplir con lo establecido o con la tradición de un núcleo familiar que da por hecho que todas las personas son heterosexuales.
George Weinberg, psicólogo estadounidense, acuñó el término homofobia desde la década de los 70, definiéndola como el miedo-rechazo consciente o inconsciente hacia conductas o acciones consideradas homosexuales a estar incómodamente cerca de homosexuales.
Cuadro al que, si se le agrega la violencia, cae en el terreno de patología psiquiátrica. Y estos sentimientos pueden manifestarse ya sea a través de la burla, la agresión verbal o física y hasta el asesinato.
Por eso, te invitamos a que revises tu nivel de homofobia a través de este sencillo test elaborado por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred):
- 1. La sola idea de sentirme atraído/a físicamente por personas de mi propio sexo me repugna. Sí / No
- 2. Los gays y las lesbianas deberían mantenerse lejos de las demás personas. Sí / No
- 3. Me avergonzaría tener un hermano homosexual o una hermana lesbiana. Sí / No
- 4. Respeto a los gays, siempre y cuando no se exhiban. Sí / No
- 5. Una cosa es la homosexualidad, pero vestirse de mujer o cambiarse de sexo está en contra de la naturaleza. Sí / No
- 6. Agrediría físicamente a una persona homosexual si intentara “ligarme”. Sí / No
- 7. Si los tuviera, podría reconocer que he tenido sueños o fantasías eróticas con personas de mi mismo sexo. Sí / No
- 8. Acepto ver a una pareja del mismo sexo besándose. Sí / No
- 9. Si un amigo o amiga me dijera que es homosexual le daría todo mi apoyo. Sí / No
- 10. Las parejas homosexuales tienen derecho a adoptar y criar hijos o hijas. Sí / No
Una vez que has contestado asigna un puntaje a cada enunciado de acuerdo con la siguiente escala:
- Un punto a cada enunciado si contestaste afirmativamente de las pregunta 1 a la 6.
- Cero puntos a cada enunciado si contestaste afirmativamente de la pregunta 7 a la 10.
- Cero puntos a cada enunciado si contestaste negativamente de las preguntas 1 a la 6.
- Un punto a cada enunciado si contestaste negativamente de las sentencias 7 a la 10.
Resultados
• De 0 a 2 puntos: Felicidades, puedes considerarte una persona que respeta las diferencias sexuales.
• De 3 a 5 puntos: aún tienes algunos prejuicios, recuerda que la mejor manera de combatirlos es con información.
• De 6 a 10 puntos: Cuidado, tu actitud es homofóbica y te invitamos a que busques ayuda profesional porque, como dice el Museo Memoria y Tolerancia, “producto de la ignorancia, del miedo y de la intolerancia, la discriminación arrasa con los derechos fundamentales, niega oportunidades y deriva en situaciones de injusticia”.