Tan solo en la Región de las Américas, los trastornos mentales producen 34% de la discapacidad, con poca variación a nivel de país
Si bien más de un tercio de la discapacidad total en la región de las Américas se debe a trastornos mentales, la inversión actual es muy inferior a la necesaria para abordar la carga que estas enfermedades suponen para la salud pública, destaca un nuevo informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). La OPS insta a los países a incrementar el presupuesto destinado a la salud mental y asignar los recursos a intervenciones de costoeficacia más comprobada.
En el informe La carga de los trastornos mentales en la Región de las Américas, 2018 se indica que los países deben aumentar el nivel de financiamiento actual para satisfacer las necesidades de las personas con trastornos mentales. Las brechas de financiamiento para la salud mental oscilan entre 3 veces la inversión actual en los países de ingresos altos y 435 veces la inversión en el país de ingresos más bajos en la Región.
“Existen grandes brechas de financiamiento, pero es mucho lo que aún puede lograrse mediante la reasignación de los fondos hacia la integración de la salud mental en la atención primaria y los recursos comunitarios”, dijo la doctora Claudina Cayetano, asesora regional de la OPS en salud mental. “El informe de la OPS ofrece a los países la información y las herramientas necesarias para responder mejor a las enfermedades mentales como una prioridad mundial en materia de salud y desarrollo”, agregó.
“El informe de la OPS ofrece a los países la información y las herramientas necesarias para responder mejor a las enfermedades mentales como una prioridad mundial en materia de salud y desarrollo”
Dra. Claudina Cayetano, asesora regional de la OPS en salud mental”
En América Latina y el Caribe, los problemas de salud mental, incluido el consumo de sustancias psicoactivas, producen más de un tercio de la discapacidad total. De esta fracción, los trastornos depresivos son la causa principal de discapacidad, seguida de los trastornos de ansiedad. A pesar de esto, el gasto destinado a la salud mental representa en promedio solo 2% del presupuesto de salud de los países y de este, alrededor de 60% se destina a los hospitales psiquiátricos.
“Los países de ingresos bajos, en especial, agravan su carencia de recursos al asignar los escasos fondos a hospitales psiquiátricos. Esto significa que quedan desatendidas las personas con los problemas de salud mental más comunes, como los trastornos por depresión, ansiedad y otros que se pueden atender de manera eficiente en un entorno comunitario”, explicó Cayetano.
Invertir en hospitales psiquiátricos va en contra de las recomendaciones de la OPS/OMS, que recomienda su cierre, la prestación de servicios integrados para las enfermedades mentales en un entorno de atención primaria o en hospitales generales, acompañado de apoyo social. Esto no solo es más costoeficaz, también implica que es más probable que aquellos afectados por enfermedades mentales busquen tratamiento porque se facilita el acceso a servicios locales que no conllevan la estigmatización y el aislamiento que muchas veces se asocian con los hospitales psiquiátricos.
Los retos que plantea el financiamiento apropiado de los servicios de salud mental incluyen incongruencias en los datos reportados sobre la inversión en salud mental entre todos los países, la subestimación de la carga de los trastornos mentales, y la necesidad de que exista la voluntad política para afrontar los cambios necesarios para mejorar los servicios de salud mental.
Los países de ingresos más bajos, entre ellos, los de la Región de las Américas, tienden a asignar la mayor parte del presupuesto destinado a la salud mental para financiar los hospitales psiquiátricos. En el informe se indica que los países aún pueden hacer mejoras considerables en los servicios de salud mental si reasignan el presupuesto de estos hospitales y lo destinan a financiar los servicios de salud mental comunitarios y de atención primaria. Este cambio se dirigirá a la mayor parte de la carga de enfermedad que obedece a trastornos del estado de ánimo y los trastornos debidos al consumo de alcohol y otras sustancias psicoactivas.
“Las personas que padecen enfermedades mentales siguen sin recibir un tratamiento adecuado y eficaz debido a la falta de acceso a los servicios de salud mental, la estigmatización cultural, y la poca capacidad resolutiva de la atención primaria”
Dra. Cayetano
Tan solo en la Región de las Américas, los trastornos mentales producen 34% de la discapacidad, con poca variación a nivel de país; de ese porcentaje, los trastornos depresivos producen 7.8% de la discapacidad.
La salud mental se considera cada vez más una prioridad mundial en materia de salud pública y un elemento necesario para el desarrollo económico y social. Por ejemplo, en el tercer Objetivo de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas se menciona de manera explícita el compromiso de lograr cobertura universal de salud que incluya “la salud mental y el bienestar”.