Ello significa proporcionar servicios de salud esenciales lo más cerca posible del lugar de residencia y garantizar que las personas no tengan que pagar de su propio bolsillo la atención
Según un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y sus asociados, presentado en vísperas de la reunión de alto nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la cobertura sanitaria universal, para poder subsanar las flagrantes deficiencias de cobertura y cumplir las metas relativas a la salud acordadas en 2015 los países deben incrementar el gasto destinado a la atención primaria de la salud en al menos un 1% de su producto interno bruto (PIB).
También deben redoblar sus esfuerzos para ampliar los servicios a escala nacional.
En el Informe de seguimiento de la cobertura sanitaria universal se indica que de aquí a 2030 será necesario duplicar la cobertura sanitaria, y se advierte que, de mantenerse la tendencia actual, hasta 5000 millones de personas seguirán sin acceso a atención de salud en 2030, el plazo establecido por los líderes mundiales para lograr la cobertura sanitaria universal. La mayor parte de esas personas son pobres y ya se encuentran en situación desfavorecida.
«Si de verdad queremos lograr la cobertura sanitaria universal y mejorar la vida de las personas, debemos apostar de verdad por la atención primaria de la salud», señala el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS.
«Ello significa proporcionar servicios de salud esenciales (inmunización, cuidados prenatales, asesoramiento sobre estilos de vida saludables, etc.) lo más cerca posible del lugar de residencia y garantizar que las personas no tengan que pagar directamente de su propio bolsillo la atención de salud».
Invertir US$ 200 000 millones más cada año para ampliar la atención primaria de la salud en los países de ingresos bajos y medianos podría salvar 60 millones de vidas, incrementar la esperanza media de vida en 3.7 años para 2030, y contribuir considerablemente al desarrollo socioeconómico.
Ello representaría un incremento del 3% sobre los US$ 7500 billones que ya se destinan cada año a la salud en todo el mundo.
La mayor parte de esa financiación procedería de los países mismos. En el informe se señala que la mayoría de los países pueden ampliar la atención primaria de la salud utilizando recursos internos: aumentando el gasto público destinado a la salud en general, o reasignando fondos hacia la atención primaria de la salud, o de ambas formas.
En estos momentos, la mayoría de los países no invierten lo suficiente en atención primaria de la salud.
Ahora bien, en el caso de los países más pobres, en particular los afectados por conflictos, puede que esto no sea factible. Estos países seguirán necesitando asistencia externa.
Esta financiación debe orientarse cuidadosamente a lograr una mejora duradera en los sistemas y servicios de salud, por medio de un fortalecimiento sistemático de la atención primaria de la salud en todo el país.
Asimismo, los países deben intensificar sus esfuerzos por ampliar la cobertura de los servicios en toda su geografía. Si bien la cobertura viene ampliándose constantemente desde el año 2000, en los últimos años los progresos se han ralentizado.
Pese a que el aumento ha ocurrido mayoritariamente en los países de ingresos más bajos, estos siguen rezagados. Las mayores deficiencias en los servicios de salud se observan en los países más pobres y en los afectados por conflictos.
«Demasiadas mujeres y niños siguen muriendo por causas que pueden prevenirse y tratarse con facilidad, simplemente porque no pueden conseguir los cuidados que necesitan para sobrevivir», señaló Henrietta Fore, Directora Ejecutiva del UNICEF.
«Colaborando con las comunidades para ofrecer atención primaria de la salud a las personas más pobres y vulnerables, podemos llegar hasta el final y salvar millones de vidas».
Por lo general la cobertura es inferior en las zonas rurales que en las urbanas. En el informe se mencionan los siguientes elementos como obstáculos importantes al logro de la CSU: la falta de infraestructuras sanitarias, la escasez de profesionales de la salud, la fragilidad de los sistemas de suministro y la calidad deficiente de la atención, que desembocan en falta de confianza entre las comunidades.
«Mejorar y ampliar la atención primaria de la salud en todas las regiones es crucial», señala Natalia Kanem, Directora Ejecutiva del UNFPA.
«Es la mejor forma de garantizar que las personas puedan acceder a los servicios que atienden la mayoría de sus necesidades sanitarias, desde antes de nacer y a lo largo de la vida».