Al principio de la relación todo era color de rosa y erótico, pero cuando la rutina aparece, entonces aumenta la falta de deseo sexual
El deseo sexual es la gasolina de la sexualidad. Toda relación de pareja debe tener un nivel de deseo mutuo para que funcione, de lo contrario, corren el riesgo de caer en una monotonía, aburrimiento, y una tremenda rutina. Cuando el sexo se práctica sólo como un acto, pierde la sensación de juego, de conexión, pero sobre todo de renovación. La disminución del deseo sexual en la pareja se convierte en algo normal y cotidiano, instalándose silenciosamente, abriendo paso a la rutina, y agotando toda tu reserva sexual, sintiendo que tu tanque cada día está más vacío.
Cuantas veces no te ha pasado que llegas a casa, cansado del tráfico, el estrés, la angustia de las deudas, así como el agotamiento del día, y al ver tu cama, en lo único que piensas es en dormir. Esto le sucede tanto a hombres como a mujeres, cuando no tenemos deseos de estar íntimamente con nuestra pareja, nos rebasan las justificaciones para no tener actividad sexual, por ejemplo: “me duele la cabeza”, “tengo sueño”, “mañana te cumplo”, “estoy en mis días”, entre otras cosas, que se vuelven el pan de cada día en tu relación. Nos resulta fácil inventar excusas para meternos a la cama en la noche, en vez de buscar acercarnos a quien comparte nuestras sábanas.
La falta de interés o empeño voluntario para tener relaciones sexuales, se le conoce como “síndrome del deseo hipoactivo o inhibido”, es un impulso individual que nos hace desear a otro, pero al presentar desajustes, se convierte en un problema explícito y hablado. Esto se debe a diferentes causas, las primeras son físicas (estrés, depresión, hormonas sexuales, embarazo, y algunos medicamentos), psicológicas (mala educación sexual, aburrimiento, miedos, creencias morales y religiosas, compromisos como padres, y desacuerdos de pareja), sociales (estilo de vida, sentimientos hacia la pareja, cuando no se gustan sexualmente, no sienten que el otro es atractivo, cuando ha habido modificaciones en el aspecto físico, ya sea porque se engordo o adelgazo), y en algunos casos alguno de los dos está enamorado de otro.
Al principio de la relación todo era color de rosa, el enamoramiento era el ingrediente vital del deseo erótico, fluían de manera natural, y sin contraprisas. Pero cuando hace acto de aparición la rutina aumenta la falta de deseo sexual, ya no hay emoción ni placer de estar juntos, llevando irremediablemente a la pareja a perder muchos de los hábitos sexuales que disfrutaban.
Para poder recuperar el deseo es necesario hacer una evaluación de los factores que han dañado la relación, pueden ser la falta de confianza, los celos, presiones económicas, agresividad, infidelidad, todos estos aspectos que desgastan la convivencia cotidiana e impiden que la vida erótica se vuelva excitante. Te recomiendo hablar con tu pareja para que sepa lo que está pasando y se ayuden mutuamente, es necesario detectar el problema que obstaculiza el deseo, puede ser la falta de comunicación, cercanía o una verdadera intimidad, así mismo, expresen sus miedos, sueños y fantasías, esto les ayudará a resolver el problema de manera conjunta.
Piensen en cosas diferentes que les resulten excitantes: ropa o lencería sexy, lugares y aventuras nuevas, visiten otra vez moteles, un fin de semana solos, una noche sorpresa, hacer el sexo oral en el auto, toquetearse en el cine, comprar juguetes sexuales, cambiar de posiciones, ambiente u horario, aumentar los juegos sexuales, realicen un masaje erótico y energético, crea nuevas formas de seducción para no dejar de sorprender a tu pareja, como también a ti mismo, visiten tiendas eróticas, compren productos que estimulen los sentidos (una pluma, venden los ojos, aceites y velas aromáticas), recurran a la comida afrodisíaca (fresas, chocolate, crema batida, miel, y porque, no sushi en el cuerpo).
A través del tiempo de vivir en pareja, es clásico escuchar a hombres y mujeres lamentarse de la frecuencia de sus encuentros amorosos y sexuales, se quejan que va disminuyendo su erotismo, y se culpan mutuamente, pero en realidad son ambos los responsables del distanciamiento, por no hablarlo, y no expresar lo que necesitan. Se preocupan por comprar una gran casa, educar de lo mejor a los hijos, mantener un nivel de vida, pero poco se mortifican en enriquecer su vida sexual y placer erótico.
El deseo sexual es algo que sólo tú sabes cómo incentivar, pero en esa búsqueda también está implicada tu pareja, “hacer el amor” es un hecho de dos, y mantener lleno el tanque de la gasolina, implica: seducir, coquetear, hacerse deseable, y sobre todo, ser muy sinceros.