Para combatir el sobrepeso y la obesidad antes se proponía modificar los hábitos alimenticios, ahora se sabe que para lograr un verdadero cambio también es importante transformar el ambiente
Para contribuir a la disminución del sobrepeso y obesidad, que junto con sus consecuencias representan algunos de los principales problemas de salud en México, investigador de la UNAM diseñó herramientas de fácil acceso para que los usuarios conozcan su condición.
Miguel Murguía Romero, del Instituto de Biología (IB) de la UNAM, y un equipo de especialistas, desarrollaron Metabolódromo, un simulador que incluye parámetros como colesterol, glucosa, triglicéridos, presión arterial y circunferencia de la cintura, y permite saber si se tiene síndrome metabólico, considerado la antesala para la diabetes, enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares.
En el marco del Día Mundial contra la Obesidad, que se conmemora este 12 de noviembre, el universitario indicó que en el sitio (www.ib.abacoac.org/es/metabolodromo.php) también se puede obtener una aplicación para aprender los límites de esta condición.
De igual manera, el experto en informática biomédica coordinó el diseñó de la plataforma “Mi Salud” (www.misalud.abacoac.org/), donde se puede obtener un primer diagnóstico y sugerencias para mejorar nuestro estado, una evaluación de peso, y dar autoseguimiento y vigilancia a los hábitos nutricionales.
“El usuario recibe su reporte en formato pdf de forma inmediata después de capturar su información; además, puede consultar gráficas de seguimiento mensual. El sistema está disponible y ha sido usado por cerca de 10 mil jóvenes mexicanos”, detalló.
A esto se suma el grupo de Facebook “Mi Salud” (abacoMiSalud), donde académicos y estudiantes mexicanos promueven hábitos saludables de nutrición y ejercicio.
Murguía Romero resaltó que para combatir el sobrepeso y la obesidad antes se proponía modificar los hábitos alimenticios, ahora se sabe que en este proceso y para lograr un verdadero cambio también es importante transformar el ambiente; es decir, procurar lugares saludables para comer en las escuelas y centros laborales, y tener instalaciones adecuadas que eviten el sedentarismo.
“Es necesario ir más allá del cambio de actitud, se debe trabajar en el ambiente, pues la situación es complicada debido a que la mayoría de la gente pasa mucho tiempo fuera del hogar, sin posibilidad de alimentarse en casa y rodeada de comida chatarra”, dijo.
El problema del sobrepeso y la obesidad en México es grave. Los estilos de vida de la población en general no son muy saludables, y alguien con preobesidad difícilmente revertirá esta condición, aunque sí es posible hacerlo, aclaró.
Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino 2018, el 73 por ciento de los adultos mayores de 20 años presenta sobrepeso u obesidad, al igual que 38.1 por ciento de los adolescentes y el 32.1 por ciento de los escolares.
El universitario explicó que estas tendencias han prevalecido desde hace algunos años en el país, por lo que decidió, junto con académicos de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala, darles seguimiento por siete años.
El especialista en inteligencia artificial aplicada, galardonado con el Premio de Investigación en Nutrición 2016, revisó, junto con un equipo multidisciplinario, los casos de siete mil jóvenes que ingresaron a esa entidad.
Los resultados, publicados en varias revistas internacionales, dan a conocer cuántos jóvenes ingresan a la licenciatura ya con problemas de hipertensión, obesidad, hiperglicemia (glucosa alta), colesterol alterado y triglicéridos altos.
Según el universitario, especializado en síndrome metabólico en los jóvenes mexicanos, los resultados obtenidos en la FES Iztacala son consistentes con los reportes a nivel nacional: 12.5 por ciento de los estudiantes de 18 a 24 años tiene obesidad y 26.5 preobesidad.
Instituido por la Organización Mundial de la Salud, el Día Mundial contra la Obesidad recuerda que esta enfermedad ha alcanzado proporciones epidémicas en el orbe. Se estima que de 1975 a 2016 se triplicó, llegando a mil 900 millones de adultos y 340 millones de niños y adolescentes.