Científicos implantaron dos electrodos en el cerebro de un hombre diagnosticado con esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que había perdido la capacidad de comunicarse
A través de un implante cerebral, científicos logaron que un paciente totalmente paralizado se comunique, de acuerdo con un estudio publicado en la revista Nature Communications.
Los investigadores implantaron dos pequeños electrodos en regiones del cerebro que están involucradas en el control del movimiento, de un hombre diagnosticado con esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
La ELA es un trastorno neurodegenerativo que conduce a la pérdida progresiva de la función muscular voluntaria del cuerpo. Quienes la padecen pierden incluso la capacidad de respirar a medida que el trastorno suele progresar.
En la mayoría de los casos, necesitan de ventilación artificial y tienen parálisis de los músculos. En este punto, algunos pacientes utilizan un rastreador ocular para comunicarse a través del movimiento de los ojos.
Sin embargo, cuando ya no pueden mover estos órganos, pierden la capacidad de comunicarse, incluso a través de dispositivos de interlocuciónasistida.
El paciente del estudio, nacido en 1985, fue diagnosticado en agosto de 2015 y perdió la comunicación verbal y la capacidad de caminar a finales del mismo año. Desde entonces ha sido alimentado a través de una sonda y ventilado artificialmente desde julio de 2016.
En 2017, se comunicaba a través de movimientos oculares. Anticipando que pronto perdería incluso esta habilidad, la familia buscó un sistema de comunicación alternativo y se acercó con Niels Birbaumer, el líder del estudio y ex neurocientífico de la Universidad de Tübingen que ahora está jubilado y Ujwal Chaudhary, ingeniero biomédico entonces en la Universidad de Tübingen y el Centro Wyss de Bioingeniería y Neuroingeniería en Ginebra.
Tras implantar los electrodos, los investigadores utilizaron neurorrealimentación auditiva, una técnica mediante la cual se entrena a los pacientes para manipular activamente su propia actividad cerebral.
Así, al hombre se le presentó primero una nota: alta o baja, correspondiente a sí o no. Este era su “tono objetivo”, la nota que tenía que igualar. Luego le tocaron una segunda nota, que se asignó a la actividad cerebral que habían detectado los electrodos implantados.
Al concentrarse, e imaginarse moviendo los ojos, para aumentar o disminuir efectivamente su actividad cerebral, pudo cambiar el tono del segundo tono para que coincidiera con el primero.
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Mientras lo hacía, obtuvo retroalimentación en tiempo real de cómo cambió la nota, lo que le permitió aumentar el tono cuando quería decir que sí o bajarlo para decir que no.
Durante el año siguiente, el hombre aplicó esta habilidad para generar palabras y oraciones. Para ello, los investigadores agruparon las letras en conjuntos de cinco colores.
Una voz computarizada enumeraba primero los colores, a lo que el hombre respondía “sí” o “no”, dependiendo de si la letra que quería seleccionar estaba en ese conjunto. Luego, la voz enumeraba cada letra, que seleccionó de manera similar.
Al repetir estos pasos, letra por letra, pudo articular oraciones completas. Con ello pudo realizar solicitudes relacionadas con la posición del cuerpo, el estado de salud, la alimentación, el cuidado personal y las actividades sociales.
Con ello, los autores concluyeron que el paciente puede transmitir sus necesidades y deseos a sus cuidadores y familiares.
De acuerdo con el Consejo Nacional para el Desarrollo y la Inclusión de las Personas con Discapacidadde México (CONADIS), una de cada 20 mil personas en el mundo padece ELA; en México hay 6 mil casos diagnosticados.
El CONADIS detalla queel 95% de los casos es esporádica y un 5% es hereditaria. Unpaciente con el trastornovive de dos a cinco años a partir del momento del diagnóstico pero esta enfermedad es variable y muchos pacientes pueden llevaruna vida de calidad durante años. El 20% de los pacientes viven 5 años o más, el 10% más de 10 años y el 5% vivirá 20 años.
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