Sin embargo, los científicos matizan que comer tomates es más sano que comer solo el licopeno concentrado
Un equipo de científicos de la Universidad de Tufts (Boston, EEUU) ha demostrado que los tomates pueden ayudar a prevenir el cáncer hepático. Los resultados de este estudio fueron publicados en la revista científica Cancer Prevention Research en diciembre del año pasado.
De hecho, los investigadores del Centro Jean Mayer de Investigación sobre Nutrición Humana y Envejecimiento estudian el efecto preventivo que pueden tener algunos alimentos para el desarrollo de cánceres de pulmón, hígado y colon.
Concretamente, el estudio examinó el licopeno, un antioxidante que confiere el color rojo a varias frutas y verduras. La fuente más rica de licopeno son los tomates. Otros alimentos, incluidos la guayaba, la sandía, el pomelo, la papaya y el pimiento rojo dulce también contienen licopeno, pero en concentraciones mucho más bajas.
El estudio demostró que, gracias a esta sustancia, la ingesta de tomate ayuda a reducir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, osteoporosis, diabetes y ciertos tipos de cáncer, como el de próstata, pulmón, mama y colon. Comer solo dos o tres tomates o una porción de salsa de tomate sobre la pasta al día basta para obtener la cantidad necesaria de licopeno. Particularmente alta en licopeno es la concentración que se registra en el tomate en polvo.
Para demostrar estas propiedades, los científicos infectaron a los ratones con los carcinógenos hepáticos y después les alimentaron con una dieta poco saludable alta en grasas parecida a una dieta occidental. A unos les dieron el tomate en polvo, y a otros no. Luego los investigadores evaluaron cómo el polvo de tomate protegía a los ratones del cáncer.
De tal manera que por primera vez los científicos han demostrado que esta verdura, debido a su alto contenido de licopeno, puede efectivamente reducir el riesgo de sufrir enfermedad hepática grasa, inflamación y cáncer de hígado causados por la dieta alta en grasa que los ratones siguieron, afirmó Xiang-Dong Wang, director asociado del Centro Jean Mayer de Investigación sobre Nutrición Humana y Envejecimiento, en una entrevista publicada por la citada universidad.
El investigador subrayó que el tomate en polvo aumentó la riqueza y diversidad de la microbioma y permitió prevenir el crecimiento excesivo de algunas bacterias relacionadas con la inflamación.
Sin embargo, los científicos matizan que comer tomates es más sano que comer solo el licopeno concentrado. “Hemos observado que el tomate en polvo es más eficaz que la misma dosis de suplementos del licopeno purificado para prevenir el desarrollo de cáncer de hígado”, declara Wang. Esto podría deberse a los potenciales efectos beneficiosos de otros nutrientes del tomate entero, tales como la vitamina E, la vitamina C, el folato, los minerales, compuestos fenólicos y las fibras dietéticas.
En la siguiente etapa de la investigación los especialistas llevarán a cabo ensayos clínicos ya con personas para entender mejor el papel del licopeno en la reducción del riesgo de desarrollar enfermedades hepáticas.