Los datos revisados en el presente estudio muestran una disminución del riesgo a partir de la primera taza diaria consumida y hasta un máximo de 6 tazas
Primeros estudios sobre el efecto del consumo de café en la salud han documentado la relación entre la exposición aguda a altas dosis de cafeína y el incremento en la aparición de enfermedades cardiovasculares como hipertensión arterial y arritmias.
Estos desenlaces se atribuyeron al efecto vasoconstrictor, inotrópico y cronotrópico positivo de esta última sustancia. Sin embargo, más recientemente, se han identificado otros compuestos activos presentes en la bebida como el cafestol, kahweol y el ácido clorogénico.
A estos últimos se les atribuyen propiedades antioxidantes y vasodilatadores, con potencial efecto benéfico para salud cardiovascular, e incluso sobre la mortalidad que controvierten la necesidad de limitar el consumo de café en ciertas poblaciones.
Adicionalmente, se ha establecido que existe variabilidad genética en la velocidad con la cual se metaboliza la cafeína, de tal manera que sólo un grupo de sujetos serían más sensibles a su consumo.
Además, se ha encontrado que con su consumo habitual se genera tolerancia respecto a los efectos estimulantes de la cafeína, lo cual mitiga también sus efectos a nivel cardiovascular.
En un reciente artículo publicado por un equipo de la Escuela de Medicina de Harvard Centro Médico Beth Israel de Boston, liderado por el profesor Homayoun L. Daneschvar, se resume la evidencia disponible sobre los efectos del consumo habitual o crónico de café sobre la mortalidad general y cardiovascular.
Los profesionales encontraron 181 revisiones sistemáticas. Según los resultados, el consumo habitual de café tiene un efecto protector frente a la mortalidad general y cardiovascular en población adulta.
Los datos aportados por los estudios epidemiológicos más recientes, confirman el efecto protector del consumo habitual de café frente al riesgo de muerte tanto global como aquella de tipo cardiovascular. No obstante, persiste alguna incertidumbre, por ejemplo, respecto a la cantidad de tazas al día.
El riesgo de muerte en adultos que consumen café regularmente varía según la cantidad de tazas consumidas al día. El desenlace evaluado que ha tenido mayor contundencia en los resultados de diferentes estudios, es el de mortalidad general.
Para este desenlace, los datos revisados en el presente estudio muestran una disminución del riesgo a partir de la primera taza diaria consumida y hasta un máximo de 6 tazas. Además, no existen datos que demuestren un incremento del riesgo de muerte general.
Incluso, para una población estudiada recientemente, el consumo resulta protector, con mayor efecto para el consumo entre 100-199mg al día de cafeína (1 taza de café contiene aproximadamente 100 mg de cafeína) con una reducción del riesgo de 40%.
En este contexto se resalta de forma adicional que el café podría reducir el riesgo de muerte global, tanto en el análisis crudo como ajustado por sexo y por estatus de fumador.
Grupos europeos como la EPIC (European prospective investigation into cancer and nutrition), al igual que el americano previamente citada, encuentran para ambos sexos resultados significativos en la reducción del riesgo, sobre todo para el consumo moderado-alto
“A la luz de los estudios analizados, se sugiere el consumo moderado de café equivalente a 3 o 4 tazas al día de forma habitual, para disminución del riesgo de mortalidad general y cardiovascular en población adulta general”, concluyeron los profesionales. La reducción del riesgo se encuentra entre 3-7% por cada taza de café.
Contenido relacionado:
La ciencia explica por qué tomar café en ayunas es una mala idea
CAB