Las quemaduras por sosa cáustica ocupan el primer lugar de atención en toxicología en forma global, con predominio en menores de cinco años de edad
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) cuenta con el Centro de Información y Asistencia Toxicológica del Centro Médico La Raza, el cual tiene como objetivo resolver los riesgos que amenazan la integridad del paciente como consecuencia de contacto con sustancias tóxicas.
La doctora María del Carmen Sánchez Villegas, jefa del Centro de Información y Asistencia Toxicológica explicó que ya sea de manera virtual o vía telefónica, este centro ofrece información y asesoría para la atención de un paciente pediátrico o adulto intoxicado, así como a la comunidad médica del Seguro Social y a población abierta sobre medidas de primeros auxilios en caso de exposición a sustancias tóxicas.
Señaló que los primeros auxilios y las medidas preventivas para evitar intoxicaciones deben enfocarse en dar a conocer a la población la peligrosidad de esas sustancias.
El primer paso en el tratamiento de un paciente intoxicado es resolver los riesgos que amenazan su integridad, establecer un diagnóstico oportuno, administrar razonablemente la terapia antitóxica para disminuir el riesgo de muerte y mejorar el pronóstico de vida.
Expresó que las causas que originan las intoxicaciones son en su mayoría accidentes, que suceden primordialmente en el hogar: 63 por ciento de las intoxicaciones ocurren en pacientes pediátricos que eran previamente sanos y el resto, en pacientes adultos; se generan con mayor frecuencia en días de descanso o en época de vacaciones escolares, principalmente.
Sánchez Villegas refirió que las intoxicaciones por fármacos generalmente se relacionan con medicamentos para el control del dolor y de la fiebre, que accidentalmente están al alcance de los niños.
Señaló que los envenenamientos provocados por sustancias agroquímicas e industriales incluyen contacto con corrosivos que se utilizan para remover grasa y cochambre, que incluso se distribuyen por venta a granel.
Las quemaduras por sosa cáustica ocupan el primer lugar de atención en toxicología en forma global, con predominio en menores de cinco años de edad, situación que los puede llevar a la muerte, o les genera secuelas permanentes, situaciones que son 100 por ciento prevenibles en niños que eran sanos.
La doctora Sánchez Villegas resaltó que una medida de prevención que debe destacarse en todos los hogares es evitar depositar sustancias corrosivas, hidrocarburos, limpiadores e insecticidas en envases de refrescos o de colores brillantes; tenerlas siempre en resguardo y bajo llave, y alejadas del paciente tanto pediátrico como senil.
En caso de ingesta, es importante evitar la aplicación de remedios caseros, populares o naturistas, como la inducción del vómito, la administración de leche, nata o mantequilla, lo que puede favorecer la profundización de una quemadura o facilitar la absorción rápida del tóxico desde el estómago. Lo ideal es acudir a los servicios de urgencias lo antes posible.
Subrayó que existe un incremento notable de quemaduras en el esófago, que han cobrado vidas, por la ingesta de pilas de botón, utilizadas en juguetes, controles de televisión, zapatos, relojes y playeras.
Estas baterías, dijo, contienen sales corrosivas que en menos de dos horas condicionan ulceras y perforación del esófago, donde frecuentemente quedan retenidas.
Indicó que, desafortunadamente, los menores de dos años de edad tienen contacto más fácilmente con un raticida antes que un roedor, dado que frecuentemente son aplicados en cebos como pan con mermelada, galletas y dulces, lo que es llamativo para un niño.
La pediatra y especialista en toxicología apuntó que un motivo de alerta es la intoxicación por monóxido de carbono, un veneno silencioso, emanado de estufas, anafres, calefactores, motores de combustión y parrillas, que quedan encendidas dentro de las habitaciones para generar calor en tiempo de invierno. Estos enseres despiden un gas incoloro, sin olor característico, denominado monóxido de carbono, que provoca asfixia y puede llevar a la muerte.
La falta de oxigenación, comentó, determina falla de diversos órganos, como el sistema nervioso central, corazón, riñón, etcétera, y puede condicionar secuelas permanentes, afecciones de la memoria, el aprendizaje, el lenguaje y la movilidad.
Sánchez Villegas indicó que en el Centro de Información y Asistencia Toxicológica del Centro Médico Nacional La Raza, la epidemiología de envenenamiento por animales ponzoñosos describe la mordedura de araña violinista como lo más frecuente.
Explicó que el envenenamiento por araña violinista requiere del trabajo de un equipo multidisciplinario, que incluye al toxicólogo para definir diagnóstico y administración del antiveneno especifico, además del especialista en terapia intensiva, el cirujano plástico reconstructivo, para la atención integral del proceso.
Es importante, expresó, que la población conozca que los primeros auxilios seguros en envenenamiento por animales ponzoñoso deben incluir: aseo con agua y jabón en la región afectada; retirar pulseras, anillos, relojes de la extremidad lesionada.
Tampoco se debe aplicar ajo en estas zonas de riesgo, ya que condicionan quemaduras graves; no aplicar hielo ni calor, ni generar succión de la herida, ni efectuar incisiones para liberar el veneno del sitio de inoculación, pues pueden presentarse hemorragias o infecciones de difícil reparación.
La especialista del IMSS señaló que el Centro de Información y Asistencia Toxicológica es pionero en México en el tratamiento de este envenenamiento. Al año se atienden entre 12 y 18 pacientes, aunque se brindan entre 10 y 15 interconsultas al día provenientes de todo el país.
Por mordedura de serpiente cascabel anualmente se reportan en este centro de 12 a 15 casos en promedio. Y por araña capulina el 2019 registró 18 atenciones.