De acuerdo con expertos, el azúcar no es mala, sino la forma en que se consume, las cantidades, frecuencia y tipos
Mucho se ha hablado sobre los problemas que provoca en la salud el consumo de azúcar, más si se hace en exceso, es por eso que existe una gran polémica en torno a este ingrediente que se ha convertido en un infaltable dentro de los hogares de México y el mundo.
Existen numerosos estudios que se han realizado en torno a este producto, algunos lo han colocado como uno de los más tóxicos y dañinos para la salud, de ahí que surja la interrogante sobre si el azúcar es veneno o no.
De acuerdo con diversos expertos, el azúcar en sí no es mala, sino la forma de consumirla, las cantidades, la frecuencia y el tipo de azúcar que se consume.
Milagros Rocha Barajas
La investigadora senior en Endocrinología y Nutrición, Fisabio, dijo que desde un punto de vista biológico, el azúcar, entendida como la glucosa, es el combustible primordial de las células del organismo, especialmente del cerebro y, por tanto, es fundamental para la vida.
Sin embargo, a nivel metabólico es importante hacer una distinción entre los azúcares simples –dulces, zumos, bebidas azucaradas- y azúcares complejos –cereales, legumbres o tubérculos-. Los simples, a diferencia de los complejos, provocan picos de glucosa en la sangre (hiperglucemia), que favorece su almacenamiento en el tejido adiposo, músculo e hígado.
Con el tiempo, su consumo favorece alteraciones del metabolismo lipídico con el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, metabólicas como la diabetes tipo 2, la obesidad, así como el aumento de incidencia y mortalidad por cáncer.
Gemma Oms Oliu
La profesora del Área de Nutrición y Bromatología de la Universidad de Lleida, dijo que el azúcar conquista a nuestro paladar pero entre menos se consuma mejor. Asimismo, declaró que aunque no existe evidencia que confirme que el azúcar sea veneno como tal, consumir azúcares libres en grandes cantidades provoca un aumento de la glucosa en la sangre, perjudicando nuestra salud.
Se consume este tipo de endulzante cuando se añaden azúcares (refinados o no) a nuestros platos o cuando se incluye miel o jarabes. En cambio, no se consideran azúcares libres los intrínsecos presentes en las frutas y las verduras enteras frescas, aunque sí cuando se toman en zumos o concentrados de frutas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda consumir menos de 25 gramos de azúcares libres al día con el fin de reducir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, sobrepeso, hipertensión u obesidad (particularmente, en niños).
Sonia Martínez Andreu
La profesora del Departamento de Enfermería y Fisioterapia de la Universidad de Les Illes Balears, dijo que de acuerdo con la RAE, el veneno en su segunda acepción, se define como “una cosa nociva para la salud”. Por tanto, cualquier alimento al que se le añada azúcar se le puede sacar del carrito de compra.
El azúcar, nutricionalmente hablando, no aporta ningún nutriente necesario. Es lo que se le conoce como calorías vacías, que una vez que se consumen se almacenan y se convierten en grasa, provocando efectos nocivos para el organismo.
El umbral del ser humano está mal modulado desde que nace, ya que muchos alimentos, incluidos los infantiles, incluyen azúcar. La industria es muy hábil incluyendo azúcares en productos que no lo necesitan, alterando el umbral del dulce. Por ello, es necesario saborear los alimentos tal y como son sin necesidad de endulzarlos con veneno.}
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Ángel Gil
Universidad de Granada
El azúcar no es un veneno, sino un componente habitual de numerosos alimentos, especialmente frutas y algunas verduras y hortalizas. Desde un punto de vista toxicológico, veneno se denomina a cualquier agente tóxico que se emplea con fines criminales.
Por otra parte, un tóxico es una sustancia que, introducida o absorbida por un ser vivo, es capaz de producir graves alteraciones funcionales, enfermedad e incluso la muerte.
Resulta obvio que si el azúcar (que es el término que se suele usar para hablar del azúcar de mesa) fuese un veneno, o incluso un tóxico, una gran parte de la población humana habría desaparecido o estaría afectada por gravísimas alteraciones funcionales.
Es cierto que el consumo de azúcares, principalmente en forma de sacarosa y jarabes de glucosa y fructosa, ha aumentado considerablemente en todo el mundo. Por eso la creciente preocupación por sus efectos adversos sobre la salud y las enfermedades metabólicas, como el síndrome metabólico, las enfermedades cardiovasculares y la diabetes tipo 2, ha motivado a la adopción de medidas para reducir el consumo de azúcares libres. Especialmente, los añadidos a los alimentos.
Así, la OMS, en el año 2003, indicó que la cantidad máxima diaria de azúcares no debe superar el 10% de la energía total proveniente del aporte diario de la dieta, equivalente a 50 gramos de azúcares libres/persona/día.
Paracelso (s. XVI), considerado el padre de la toxicología, acuñó la frase “dosis sola facit venenum”, que quiere decir “la dosis hace el veneno”. Si el azúcar se consume en las cantidades recomendadas por las autoridades internacionales no es un tóxico y mucho menos un veneno, sino una fuente de energía asimilable y metabolizable. Mientras que consumirla en exceso no es recomendable.
Marta Beltrá García-Calvo
La profesora de Nutrición y Bromatología de la Universidad Miguel Hernández dijo que si tiene que contestar en una sola frase, diría: “depende del cristal con que se mire”.
Los azúcares que tienen efectos negativos para nuestra salud son los azúcares libres. Estos están relacionados con mala calidad de la dieta, la obesidad y el riesgo de contraer enfermedades no transmisibles (cardiovasculares, cáncer y diabetes). Según la OMS, “los azúcares libres incluyen los monosacáridos y disacáridos añadidos a los alimentos y bebidas por el fabricante, cocinero o consumidor, más los azúcares naturalmente presentes en miel, jarabes, zumos de frutas y los concentrados de zumos de frutas”.
El Comité Asesor Científico sobre Nutrición del Reino Unido (SACN) en 2018 añade a esta definición los batidos, purés y productos similares en los que se haya perdido la estructura del producto. Los azúcares presentes en las frutas y verduras enteras o troceadas y en la leche no son azúcares libres y no se consideran perjudiciales para la salud.
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