Los extremos de los huesos tienen un recubrimiento de cartílago que facilita el movimiento pero que puede deteriorarse fácilmente y, cuando eso pasa, se producen molestias. Es lo que ocurre con la artrosis y por eso sentir dolor en la rodilla, cuya articulación está sometida a mucho estrés a diario, es bastante habitual.
Cuando todo va bien, esta articulación funciona como si fuese un amortiguador y ayuda a que se deslicen los huesos. El problema viene cuando se produce un desequilibrio entre los mecanismos de desgaste y regeneración del cartílago (se elimina más cartílago del que se crea) y éste empieza a desaparecer, provocando que los extremos de los huesos empiecen a rozarse entre sí.
Se calcula que el 80% de las personas mayores de 65 años padecen artroris. El paso de los años y los trabajos que implican movimientos repetitivos de ciertas articulaciones influyen es que se produzca un mayor o menor desgaste articular.
“Con la edad, si no se tiene un tono muscular adecuado, es posible que los tejidos musculares o ligamentosos de las rodillas sufran microrroturas que provoquen dolor agudo al caminar o moverse; pueden notarse al subir o bajar escaleras, al levantarse tras haber estado sentados, o al agacharse, tanto en la parte delantera como solo por detrás de la rodilla. Cuando eso ocurre es cuando aparece dolor y rigidez”, nos explica el osteópata especialista en lesiones de tejidos blandos, Luis Iglesias.
Estos dolores pueden deberse también a episodios de artritis puntuales (una inflamación de la membrana sinovial que recubre los cartílagos y que además de dolor provoca inflamación), pero usualmente obedecen al desgaste articular propio de la edad.
En el caso de las mujeres, el problema puede empeorar con la edad también por una cuestión hormonal. La prevalencia de la artrosis experimenta un brusco aumento en mujeres de más de 50 años debido a la pérdida de estrógenos que acompaña a la menopausia. Por ello, cuando se retira la menstruación, conviene cuidar especialmente las articulaciones.
No existe un tratamiento que consiga curar la artrosis de forma definitiva. Sin embargo, determinados hábitos o medidas pueden ayudar a evitar que esta dolencia nos llegue a incapacitar. En cualquier caso, las siguientes pautas de Luis Iglesias ayudan a reducir el dolor en las rodillas y a reforzar la zona para prevenir nuevos episodios de dolor articular de la rodilla en el futuro:
- Las personas que sufren artrosis deben evitar el sobrepeso para no cargar en exceso las articulaciones.
- Es aconsejable también que realicen una actividad física no agresiva ni de impacto (como la bicicleta estática o el acuagym). Esto permitirá mantener la flexibilidad, algo primordial para evitar la rigidez muscular y alargar la vida de las articulaciones.
- Es importante ponerse en manos de un fisioterapeuta o masajista especializado en lesiones para una correcta rehabilitación.
Por último, aconsejo una rutina física y postural.
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AFG