La enfermedad del coronavirus avanza muy rápido, así como sus posibles complicaciones, lo que no ocurre con una rinitis alérgica o catarro
En el contexto de la pandemia de COVID-19, cualquier malestar en la garganta o estornudos podrían causar alarma; por ello, es preciso conocer las diferencias entre rinitis alérgica, resfriado común y la enfermedad del coronavirus, señaló Daniel Pahua Díaz, académico de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
Tras enfatizar la importancia de recibir tratamiento adecuado, el universitario explicó que en un resfriado la sintomatología puede ser aguda o no, durará de cuatro o cinco días y desaparecerá; en la rinitis alérgica el malestar permanecerá todo el tiempo que se esté expuesto al agente ambiental que la desencadena (polen, polvo, esporas, entre otros), y la COVID-19 se manifiesta de 10 a 14 días luego del contagio, por lo general con fiebre, escurrimiento nasal, malestar e insuficiencia respiratoria.
La enfermedad del coronavirus avanza muy rápido, así como sus posibles complicaciones, lo que no ocurre con una rinitis alérgica o catarro, advirtió.
En el caso de las alergias no se ha encontrado una asociación que predisponga a la infección por coronavirus. “La población más vulnerable ante COVID-19 es la que tiene un sistema inmunológico que no funciona del todo bien”, como hipertensos, diabéticos, obesos, personas con cáncer, cardiopatías o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
Diferencias con la COVID-19
La rinitis alérgica no tiene un agente infeccioso (virus o bacteria) que la cause, es una respuesta del sistema inmunológico, que está mediada por las defensas del cuerpo, que responderá de manera exagerada a algunos agentes del ambiente. “Durante los cambios estacionales, por ejemplo, aumenta este tipo de enfermedades”, detalló Pahua Díaz.
“El promedio de edad en las que se inicia la presentación de los síntomas es entre los ocho y 12 años, a diferencia de una infección por coronavirus, específicamente por COVID-19, que afecta a diferentes grupos etarios, y los síntomas son más agudos conforme avanza”, destacó.
Una de las características de la rinitis es que la sintomatología prácticamente se suscribe a la cavidad nasal: hay congestión nasal, alteraciones del olfato y escurrimiento nasal.
“Entre una alergia y un resfriado común la diferencia son los síntomas. En un resfriado la sintomatología puede ser aguda o no, y eso dependerá de cada persona; durará de cuatro o cinco días en promedio y después de una semana desaparecerá, mientras que en la rinitis alérgica el malestar permanecerá todo el tiempo que se esté expuesto al agente que la desencadena y el cuadro clínico tiende a ser crónico”, reiteró.
En cuanto a la COVID-19, “aún hay disertación sobre el periodo de manifestación tras la transmisión, que puede ir de 10 a 14 días. En un inicio puede ser inespecífica, depende del estado de salud de la persona, pero por lo general hay fiebre, escurrimiento nasal, malestar e insuficiencia respiratoria; aunque en algunos casos los portadores son asintomáticos.
Con el resfriado puede existir una ligera dificultad para respirar, pero no se compromete la vida del paciente o la función de los órganos. Y la COVID-19, dependiendo de las características clínicas del afectado, puede comprometer la función del órgano y la vida, por lo que es necesario intubar al paciente para favorecer la respiración.
Personas vulnerables
La población más vulnerable ante COVID-19 es la que tiene un sistema inmunológico comprometido; existen cinco afecciones que al combinarse con la enfermedad del coronavirus pueden provocar decesos: hipertensión, diabetes, cáncer, EPOC y cardiopatías, destacó el también coordinador de Evaluación del Departamento de Salud Pública de la FM.
Quienes padecen sobrepeso u obesidad deben extremar precauciones, pues con frecuencia están asociadas con hipertensión y diabetes. De igual manera, pacientes que han recibido algún trasplante deben reforzar su cuidado, por el riesgo de desarrollar una infección de alta transmisión, así como personas con VIH.
De acuerdo con el universitario, el aislamiento social voluntario en el hogar evita la transmisión de enfermedades, particularmente las respiratorias. En el caso de las alergias, esta acción ayuda porque en muchos casos aparecen por los pólenes o al estar expuestos a otros agentes ambientales y a cambios de temperatura.