La mejor forma de prevenir el dengue es evitar que los mosquitos encuentren objetos o lugares donde depositar los huevecillos
La hembra del mosquito Aedes aegypti encaja sus seis agujas o estiletes para obtener la sangre de la piel de las personas y con su saliva anticoagulante transmite el virus del dengue, una infección que tiene un fuerte aumento en 2019 por causas como el cambio climático.
Cada año ocurren en el mundo 390 millones de infecciones de dengue y aumentará conforme se incremente la temperatura del planeta, ya que los huevecillos que deposita el mosquito pueden sobrevivir secos hasta un año y eclosionar al tener la humedad necesaria.
La gran mayoría de los casos de dengue son asintomáticos, pero es alto el número de los que se manifiestan clínicamente, alcanzando la cifra de 96 millones de estos al año, según refiere la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La fiebre del dengue es una enfermedad endémica en más de cien países del mundo, pero este año la infección golpea a diversos países de América Latina y de Asia, entre ellos, con miles de víctimas, Nicaragua, Honduras, Guatemala, Filipinas y Bangladesh.
En América Latina, países como Nicaragua, Honduras, Brasil y Colombia registran las tasas de incidencia de dengue más altas, siendo el primero con 736, 47 casos por cada 100 mil habitantes, seguido por Brasil con 645.58 y Honduras con 462.39, según el reporte más reciente de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
El primer día de este mes, el gobierno de Nicaragua decretó la alerta epidemiológica por el incremento de casos de dengue al sumar en lo que va del año 10 personas muertas, de las 67 mil 381 que se encuentran infectados con el virus en sus dos variantes, mientras Honduras reporta 89 decesos y 49 mil 322 enfermos por este mal.
En el otro lado del Pacífico, las autoridades de Filipinas declararon este mes epidemia nacional de dengue al aumentar a 146 mil 62 casos en lo que va del año con 622 muertes, en tanto que el gobierno de Bangladesh anunció que sufre la peor epidemia jamás registrada en el país con más de 13 mil casos y a la fecha suman ocho muertos.
La organización ecologista Greenpeace México alertó que el cambio climático altera de manera drástica la biodiversidad de la Tierra, lo que ocasiona la transmisión de enfermedades como el dengue, ébola, fiebre amarilla, paludismo, tuberculosis, diarrea, cólera y otras, a las que se suman parásitos intestinales, tracoma y peste.
Todas esas enfermedades están relacionadas con las altas temperaturas, la falta de agua potable, la reproducción de plagas y la mayor frecuencia de desastres naturales, como las inundaciones, que minan los esfuerzos para combatir al mosquito transmisor del dengue.
Las especies de mosquitos Aedes aegypti y Aedes albopictus son transmisores del virus del dengue, chikungunya y el Zika, mientras que el primer insecto también es vehículo de la fiebre amarilla.
Existen dos variantes de dengue, en el clásico, las personas que lo
contraen padecen fiebres de 40 grados, acompañados de dolores de cabeza,
musculares y en articulaciones, así como vómitos y salpullidos, entre
otros síntomas, que tienen durante dos a siete días, pero rara vez
resulta mortal.
El dengue grave o hemorrágico, que llega a ser mortal, se
manifiesta con signos de tres a siete días, con descenso de temperatura
corporal debajo de los 38 grados, dolor abdominal, vómitos con
presencia de sangre, fatiga, inquietud, sangrado de encías, dificultad
de la respiración y otras.
Una vez que se tuvo el dengue, la persona se vuelve inmune, pero sólo para uno de los cuatro serotipos distintos: DEN-1, DEN-2, DEN-3 y DEN-4 del virus de la familia Flaviviridae que causan esta enfermedad, ya que la infección secuencial, es decir, de algún otro de la serie, puede derivar en el dengue hemorrágico.
Según la OMS, la vacuna hasta ahora probada es segura en personas que ya fueron infectadas con anterioridad, pero conlleva riesgos de dengue grave en los infectados por vez primera tras la vacunación, por ello recomienda luchar contra el mosquito vector como método para prevenir o controlar la transmisión de ese virus.
La mejor forma de prevenir, es evitar que los mosquitos encuentren objetos o lugares donde depositar los huevecillos, al eliminar perfectamente los desechos sólidos y al menos cada semana limpiar o vaciar los recipientes donde se almacena agua para uso doméstico, entre otras.