El Informe Mundial de Drogas 2019 reveló que 5.6 por ciento de la población de entre 15 y 64 años consume algún tipo de droga, y la que ocupa el primer lugar es la mariguana
Al presentar el Informe Mundial de Drogas 2019, Antonino De Leo, representante de la UNODC, dijo que cerca de 271 millones de personas en el mundo usaron drogas en el último año, que representa 5.5 por ciento de la población de 15 a 64 años, y 31 millones presentaron algún trastorno relacionado con el uso de sustancias, cifra que equivale a 11 por ciento de los usuarios de drogas. Asimismo, 34.2 millones de personas de 15 a 64 años usaron estimulantes de tipo anfetamínico; 18.2 millones en el mismo rango de edad usaron cocaína, y 34.3 millones usaron opioides.
Ante la subsecretaria de Gobernación (Segob), Diana Álvarez Maury, y el director general de Seguridad Multidimensional de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Isaac Morales Tenorio, De Leo señaló la necesidad de estrechar la cooperación internacional y concertar apoyos sobre los desafíos que plantean las drogas en todo el mundo, impedir poner en peligro los esfuerzos para lograr las metas de la Agenda 20-30, consistentes en garantizar una vida sana, promover la paz y la justicia.
Al referirse a las conclusiones del informe, resaltó que en materia política es necesario fortalecer los compromisos y aumentar los recursos para ampliar la prevención del consumo de drogas, robustecer el tratamiento para los trastornos por consumo de estas sustancias, basado en datos científicos que estén integrados dentro del sistema de salud de cada país.
Apuntó que este año el Informe Mundial sobre las Drogas señala la necesidad de vigilar los mercados de cannabis, ya que las consecuencias negativas para la salud de una iniciación temprana en el consumo con fines no médicos deben comprenderse mejor, principalmente por parte de la juventud, a través de estrategias de prevención.
Sostuvo que la población que está privada de su libertad es vulnerable a los daños que causan el consumo de drogas y que aproximadamente una de cada tres personas encarceladas en todo el mundo ha consumido estas sustancias al menos una vez durante su estancia en prisión. Además precisó que, durante 2017, hubo en promedio 10.7 millones de personas detenidas en todo el mundo, tanto en prisión preventiva como cumpliendo una pena, y que la prevalencia de trastornos por consumo de drogas es mayor en las mujeres privadas de su libertad que en los hombres.
A su vez, Gady Zabicky Sirot, comisionado Nacional contra las Adicciones (Conadic), señaló que uno de los principales retos es proteger a los niños y adolescentes para evitar que sean consumidores o adictos en el futuro, para ello, será necesario trabajar en el contenido de los libros de texto y en la capacitación de las familias y maestros. Al mismo tiempo, se revisará la Ley Antitabaco, la regulación de los dispositivos electrónicos y la venta de cigarrillos sueltos, así como la edad de inicio de consumo de alcohol en nuestro país y el control de los tratamientos residenciales.
Por su parte, la directora general de Atención y Tratamiento de Conadic, Nora Frías Melgoza, al presentar el Informe sobre la Situación del Consumo de Drogas en México y su Atención Integral 2019, dijo que en 2018 los estimulantes de tipo anfetamínico desplazaron a la cannabis al segundo puesto; el alcohol sigue siendo la droga por la que más se solicita atención en urgencias y hospitales del sistema de salud; 3.1 por ciento de las atenciones de urgencias y 4.7 por ciento de los egresos hospitalarios fueron por uso de la marihuana; en México más de 109 mil personas se inyectan drogas y de acuerdo con el Centro Nacional de Prevención y Control del VIH/Sida (Censida) en 2018, 5.8 por ciento, de esa población vivía con VIH.
Asimismo, el coordinador general de Comunicación Social y vocero de la Presidencia de la República, Jesús Ramírez Cuevas, se refirió a la Estrategia Nacional para la Prevención de Adicciones, la cual pone en el centro a las personas y a su salud, y no al combate, “tenemos que reconstruir el tejido social y acabar con el abandono de niños y jóvenes que nos ha heredado este enfoque prohibicionista, porque no podemos criminalizar a los jóvenes que consumen drogas y la estrategia es una convocatoria a la reflexión, a tender la mano a quien lo necesite y no dejar a nadie atrás”.