El trasplante de médula ósea es más riesgoso por el riesgo que conllevan los efectos secundarios.
Un grupo de científicos informó este martes -15 de febrero- del tercer caso de una paciente con VIH que logró ser curada de la enfermedad, tras más de 40 años sin un tratamiento eficaz para erradicarlo, gracias a un trasplante de sangre, proveniente de un cordón umbilical, pues este órgano no necesita ser compatible con la persona que lo recibe, para bloquear la entrada del virus a las células humanas, a diferencia de lo que ocurre con la médula ósea, el tejido que se trasplanta más comúnmente.
Hasta la fecha, la cura del VIH es mínima debido a las limitaciones que supone la donación de órganos, y ya no nos referimos a la escasez de donantes, sino que, en su mayoría, se trata de personas caucásicas, lo que merma la probabilidad que la médula ósea coincida o sea compatible con una o un receptor de otro origen racial. Sin embargo, esta problemática ha sido combatida a través de la trasplantación de otro tipo de órgano.
La mujer que recibió el trasplante de cordón umbilical padecía cáncer y leucemia, y fue diagnosticada con VIH desde el 2013, en el momento de recibir la donación. Pese a que el donante fue parcialmente compatible con la paciente, las y los especialistas contrarrestaron esta falta de compatibilidad con la transfusión de sangre de un familiar que sí conjugaba con su fisionomía, en búsqueda de reforzar su cuerpo con defensas inmunológicas temporales mientras recibía el trasplante.
Durante la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas, científicas y científicos este logro marcará un hito y una nueva oportunidad para crear tratamientos que ataquen la enfermedad del VIH con más eficacia.
“El hecho de que sea mestiza y que sea mujer es muy importante desde el punto de vista científico y muy importante en términos del impacto en la comunidad”, dijo Steven Deeks, experto en sida de la Universidad de California en San Francisco, en Estados Unidos (EU).
El estudio del VIH en mujeres, -ahondaron las y los investigadores- es importante, pues la evidencia científica ha demostrado que la enfermedad progresa de forma distinta que los hombres- Sin embargo, estos análisis son escasos porque este grupo poblacional ha participado, históricamente, en sólo 11% de los ensayos clínicos. “Estas son historias que brindan inspiración al campo y quizás el mapa de ruta”, consideró Deeks.
Si bien, existen medicamentos antirretrovirales controlan el VIH, es imprescindible encontrar la cura que ayuda a erradicar la enfermedad que, hoy día, aqueja a más de 37 millones de personas en el mundo, de las cuales sólo el 73% de ellas son tratadas para inhibir los síntomas generador por el virus de la inmunodeficiencia humana.
Además de esta paciente, han sido dos personas más las que se curaron del VIH. Uno de ellas se trata de Timothy Ray Brown, un paciente berlinés que superó la enfermedad en 2008. Tras sobrevivir 12 años, falleció en 2020, pero la causa de su muerte fue provocada por el cáncer. El otro caso se trata de Adam Castillejo, quien fue curado en 2019.
A diferencia de lo sucedido con la paciente que recibió sangre de cordón umbilical, los otros dos pacientes fueron trasplantados con médula ósea de donantes que portaban una mutación capaz de bloquear la infección del VIH, lo que impidió que las células humanas fueran infectadas por el virus. Esta mutación -explicaron las y los expertos- ha sido detectada tan sólo en 20 mil donantes de la región, lo que significa que no todos los órganos confieren de inactivación del VIH.
A pesar que la médula ósea ha conferido de la cura del VIH a estos dos pacientes, también produjo graves efectos secundarios, pues cuando se injerta un órgano huésped, el sistema inmune es capaz de identificar que un agente externo al cuerpo ha invadido su territorio, por eso trata de rechazarlo, sin importar que este órgano sea su salvación.
Brown casi muere después de su trasplante, mientras que la reacción de Castillejo fue menos intensa, pero en el año posterior a su trasplante , perdió casi 31 kilos y desarrolló pérdida auditiva. Por su parte, la tercera paciente que superó el VIH no pasó por ninguna de estas adversidades y, en cambio, abandonó el hospital sólo 17 días después de la intervención. De acuerdo a JingMei Hsu, el médico de esta paciente, la combinación de la sangre del cordón umbilical y las células de su pariente podría haberle evitado muchos de los efectos secundarios brutales de un trasplante de médula ósea típico.
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CAB