Una de cada 200 infecciones de poliomielitis produce una parálisis irreversible (generalmente de las piernas), y un 5% a 10% de estos casos fallecen por parálisis de los músculos respiratorios
Hoy 26 de marzo se conmemora la aprobación de la primer vacuna contra la poliomielitis, enfermedad muy contagiosa causada por un virus que invade el sistema nervioso y puede causar parálisis en cuestión de horas.
Más conocida como polio o parálisis infantil, el virus se transmite de persona a persona, principalmente por vía fecal-oral o, con menos frecuencia, a través de un vehículo común, como el agua o los alimentos contaminados, y se multiplica en el intestino.
Los síntomas iniciales son fiebre, cansancio, cefalea, vómitos, rigidez del cuello y dolores en los miembros. Una de cada 200 infecciones produce una parálisis irreversible (generalmente de las piernas), y un 5% a 10% de estos casos fallecen por parálisis de los músculos respiratorios.
Afecta sobre todo a los menores de cinco años, la parálisis no es igual en ambas partes del cuerpo (asimétrica). La complicación más grave es la parálisis de los músculos respiratorios y la deformidad.
A pesar de recuperarse de la enfermedad aguda, existen complicaciones que se presentan hasta 15 o 30 años después que incluyen fatiga, debilidad y dolor muscular, incluso de los músculos que no fueron afectados por la enfermedad.
En el peor de los casos puede causar parálisis permanente o la muerte al paralizarse el diafragma.
El aislamiento e identificación del poliovirus en las heces es el mejor método para confirmar el diagnóstico de poliomielitis.
Las muestras de heces de casos sospechosos de poliomielitis deben obtenerse tan pronto como sea posible, preferiblemente en los primeros 7 días, o al menos durante los primeros 14 días después de la aparición de la enfermedad.
Para poder diagnosticar el síndrome postpoliomielitis se debe realizar un examen neurológico, apoyado por otros estudios de laboratorio.
Los pacientes deben visitar al médico periódicamente para evaluar si su debilidad muscular es progresiva.
Se utilizan técnicas de resonancia magnética, neuroimágenes y estudios electrofisiológicos, biopsias musculares y análisis del líquido espinal como herramientas para investigar el curso del debilitamiento en la fuerza muscular.
No existe tratamiento específico para la poliomielitis. La única forma de prevenir la poliomielitis es la vacunación.
Actualmente en México el Esquema Nacional de Vacunación incluye la vacuna de la poliomielitis, la cual está dentro de la Cartilla de Vacunación y fue aplicada con éxito durante la Primer Semana Nacional de Salud 2019, en la que se aplicaron 11 millones de vacunas.
El Centro Nacional para la Salud de la Infancia y Adolescencia informa que este tipo de enfermadad y muchas otras pueden evitarse con la vacunación.
Por su parte, la Secretaría de Salud federal, recomienda vacunar a los niños y no creer los mitos en cuanto a que las vacunas pueden causar un daño, sino todo lo contrario.
Desde la llegada de la vacuna contra la poliomielitis, las infecciones por el poliovirus han sido casi eliminadas.
Desde 1990 no se han presentado en México casos de poliomielitis. En países pobres, subdesarrollados y que no tienen acceso a la vacuna, la poliomielitis todavía es una preocupación, principalmente para bebés y niños pequeños.
Los países del mundo continúan esforzándose por eliminar el virus a nivel mundial.
La vacuna es trivalente, esto quiere decir que contiene sustancias de los tres virus de la poliomielitis, atenuados o inactivados.
Hay dos tipos de vacuna:
- La vacuna inyectada (parenteral) llamada Salk, que contiene virus inactivados.
- La vacuna oral de poliovirus llamada Sabin y que contiene virus atenuados.
La vacuna contra la polio viene incluida en la vacuna Pentavalente acelular, contiene la vacuna inyectada (Salk) y el esquema de vacunación es de cuatro dosis aplicadas a los 2, 4, 6 y 18 meses de edad.
Luego de la etapa de recuperación, el paciente vive una etapa de estabilidad, que suele durar entre 25 y 40 años, hasta que comienza a presentar los efectos tardíos y, en particular, el Síndrome Postpolio, clasificado por la OMS bajo el código G14 de la CIE-10, y cuyo entendimiento implica comprender primero la enfermedad que le da origen.
En la etapa de recuperación que sigue a la enfermedad, las fibras musculares pueden:
- Ser reinervadas por nuevos brotes axonales de las motoneuronas vecinas, devolviendo al músculo su funcionalidad, o
- Permanecer denervadas, dando lugar a una atrofia muscular que, por ser asimétrica, provoca ciertas deformidades en el sistema músculo-esquelético, conocidas como secuelas de la polio, clasificadas por la OMS bajo el código B91 de la CIE-10.
Dichas secuelas provocan en el individuo una discpacidad motora, cuya severidad depende directamente la magnitud del daño causado por el poliovirus y de lo exitoso que llegue a ser su posterior proceso de recuperación.
Prevención al crecer y viajar
La vacuna de la poliomielitis está incluida en las inmunizaciones sistemáticas para menores. En los países industrializados no se recomienda vacunar, por primera vez a personas mayores de 18 años, ya que el riesgo de adquirir poliomielitis en esas circunstancias es sumamente bajo.
La gente adulta que nunca ha sido inmunizada y que debe viajar a una zona donde la poliomielitis representa todavía un problema sanitario debería vacunarse.
La poliomielitis no se cura y los medicamentos antivíricos no afectan al curso de la enfermedad.
La polio en cifras
De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
- Afecta sobre todo a los menores de 5 años.
- Una de cada 200 infecciones produce una parálisis irreversible (generalmente de las piernas), y un 5% a 10% de estos casos fallecen por parálisis de los músculos respiratorios.
- Los casos provocados por poliovirus salvaje han disminuido en más de un 99%, de los 350 000 estimados en 1988 a los 33 notificados en 2018. Se han evitado más de 16 millones de casos de parálisis como resultado de los esfuerzos mundiales por erradicar la enfermedad.
- Mientras haya un solo niño infectado, los niños de todos los países corren el riesgo de contraer la poliomielitis. Si no se erradica la poliomielitis en estos últimos reductos restantes, se podrían producir hasta 200 000 nuevos casos anuales en diez años en todo el mundo.
- En la mayoría de los países los esfuerzos mundiales han ampliado la capacidad para hacer frente a otras enfermedades infecciosas gracias a la creación de sistemas eficaces de vigilancia e inmunización.