Las políticas de privacidad de FaceApp señalan que pueden recabar más información de ti, incluyendo tu estado de salud, que se puede deducir de tus hábitos de consumo
La aplicación FaceApp, que en 2017 ya se hizo conocida por convertir en un rostro sonriente la expresión disgustada del papa Francisco durante su encuentro con Donald Trump, vuelve a hacer furor en la red.
Y los expertos han encendido una alarma sobre un latente peligro que este programa esconde para los usuarios.
El nuevo nuevo éxito de la ‘app’ se debe a sus filtros mejorados, que permiten con gran nivel de realismo transformar la imagen de cualquier persona, haciéndola parecer visiblemente más vieja.
Para funcionar, FaceApp necesita tener acceso a la cámara y todas las fotografías de tu galería. Sin embargo, las políticas de privacidad especifican que pueden recabar más información de los usuarios, incluyendo por supuesto, tu estado de salud que se puede deducir de tus conversaciones o hábitos de consumo.
En los últimos días, los usuarios intercambiaron bajo el hashtag FaceApp innumerables ‘selfies’ y fotografías de sus ídolos aparentando años de más, así como memes de distintas celebridades y políticos acompañados de mensajes sarcásticos.
El programa utiliza algoritmos basados en redes neuronales convolucionales generativas profundas, explicó Yaroslav Goncharov, exejecutivo del gigante tecnológico ruso Yandex y patrocinador de FaceApp, citado por el portal Tech Crunch.
Esta tecnología de inteligencia artificial percibe los rostros humanos de una manera similar a los propios humanos, analizando miles —o quizás millones— de fotos aportadas voluntariamente por los propios usuarios.
De esta forma, la aplicación aprende a reconocer las facciones relacionadas con la edad y el sexo, para luego aplicar estos elementos a otras caras. Luego, una segunda red neuronal se dedica a discriminar entre las imágenes auténticas y las que no resultan creíbles.
Cada vez que una imagen manipulada fracasa en la prueba, el sistema ajusta los parámetros, perfeccionando automáticamente su algoritmo hasta lograr la precisión necesaria. Así, su precisión depende directamente de la cantidad de fotos subidas por los usuarios, es decir, de oportunidades de entrenamiento.
Sin embargo, los defensores de la privacidad advierten que de esta manera los dueños de la aplicación acaban controlando una cantidad excesiva de información sensible sobre los usuarios.
Y si bien sus términos de privacidad estipulan que ese contenido no será vendido, es posible que en el futuro alguna empresa más grande compre FaceApp, o que su algoritmo acabe en manos de estafadores.
Sin embargo, como en otros casos, esta clase de sistemas gratuitos en su mayoría, viven de los anuncios y la gestión de millones de datos, material muy jugosos para todo tipo de empresas, y para sus algoritmos.