Cualquier síntoma neurológico que dure más de 24 horas y del cual la persona haya podido recuperarse requiere de un neurólogo para investigar qué está ocurriendo
La esclerosis múltiple es una de las enfermedades neurológicas más temibles de naturaleza inflamatoria y autoinmune, ataca el sistema nervioso central, constituido por el cerebro y la médula espinal, y, en particular, la mielina, estructura en forma de vainas que recubre el axón de las neuronas y que permite que los impulsos nerviosos entre éstas se transmitan de manera rápida y eficiente (también puede dañar el mismo axón, que es la prolongación de las neuronas a través de la cual los impulsos nerviosos viajan desde el soma o cuerpo neuronal hacia otra neurona).
Así, cuando la mielina queda dañada, en lo que se conoce como proceso de desmielinización, los impulsos nerviosos se alteran y aparecen los primeros síntomas de la enfermedad.
“Hasta la fecha no se sabe qué causa la esclerosis múltiple, pero se considera que factores genéticos, infecciosos y ambientales juegan un papel preponderante en su desarrollo. Esto se continúa investigando”, dice Noel Isaías Plascencia Álvarez, miembro del Subcomité Académico de Neurología de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Quienes más padecen esta enfermedad son los adultos jóvenes de entre 20 y 40 años, sobre todo mujeres. Sin embargo, también pueden adquirirla individuos en edad pediátrica (de cero a 18 años) y adultos mayores.
“Se estima que 12 personas por cada 100 mil sufren esta enfermedad en México. Esto quiere decir que la incidencia de la esclerosis múltiple en nuestro país no es alta ni baja, sino media. Y aunque no es tan común como otros padecimientos, sí tiene un impacto económico muy fuerte porque afecta mayoritariamente a personas jóvenes en edad productiva”, indica Plascencia Álvarez.
Los síntomas de la esclerosis múltiple dependen de cuáles áreas del sistema nervioso central se vean afectadas y son debilidad muscular, fallas en la coordinación motriz y el equilibrio, sensaciones como entumecimiento, picazón o punciones, alteraciones de la visión, problemas de pensamiento y memoria, dificultad para expresarse, incontinencia de esfínteres e incluso, si la lesión es muy alta a nivel cervical, inmovilidad de las cuatro extremidades”, informa Plascencia Álvarez.
La evolución natural de la esclerosis múltiple es la siguiente: primero se da una fase de autoinmunidad, en la que los anticuerpos del organismo atacan áreas del sistema nervioso central; después de un tiempo se pasa a una fase degenerativa en la que, debido a la inflamación continua que sufren, esas áreas comienzan a experimentar un proceso de degeneración, ya sin la acción de los anticuerpos. Entonces se puede hablar de esclerosis múltiple secundaria progresiva.
“Es decir, si no se trata, si no se detienen los brotes, lo más probable es que la enfermedad llegue a ese punto donde se convierte en progresiva y condiciona una incapacidad muy severa y, posteriormente, la muerte de la persona”, apunta el especialista.
Antes de los años 80 del siglo pasado sólo se usaban los fármacos inmunosupresores para combatir la esclerosis múltiple. En los 80 empezaron a probarse los interferones beta, los cuales se aplicaron clínicamente por primera vez a partir de los 90. Luego salieron al mercado otros medicamentos, incluyendo varios que pueden ser administrados por vía oral, como los anticuerpos monoclonales.
A pesar de que ya se dispone, por ejemplo, de algunos interferones beta genéricos, los tratamientos autorizados para esta enfermedad neurológica todavía son muy caros, si se toma en cuenta el nivel socioeconómico de la población en México. Con todo, tanto el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) sí se los aplican a sus afiliados.
Últimamente se ha sabido que en Rusia, Israel, Singapur y México hay clínicas que ofrecen un tratamiento con células madre para controlar esta enfermedad. Al respecto, Plascencia Álvarez afirma: “El trasplante de células madre aún no está aceptado en ninguna parte del mundo como un tratamiento clínico para esta enfermedad; sigue siendo experimental. Si se revisa la información pertinente, se verá que en la actualidad hay muchos tratamientos en fase de investigación. El trasplante de células madre es uno de ellos, por lo que no se encuentra en ninguno de los protocolos de atención médica para la esclerosis múltiple.”
Siempre que una persona detecte alguna falla en su coordinación motriz o una repentina pérdida de visión de un ojo, debe buscar atención especializada, no importa que éstas desaparezcan y no dejen ninguna secuela, pues podrían ser las manifestaciones de un brote de la enfermedad.
“En efecto, cualquier signo o síntoma neurológico que dure más de 24 horas y del cual la persona haya podido recuperarse requiere la intervención de un neurólogo para investigar qué está ocurriendo”, finaliza Plascencia Álvarez.
Con información de la UNAM