La innovación y la tecnología para mejorar una amplia gama de desafíos en la producción de alimentos se están usando en todo el mundo
El 16 de octubre se celebra el Día Mundial de la Alimentación nos invita a reflexionar sobre esta aparente contradicción, que nos conduce a la siguiente pregunta: ¿Qué medidas se están tomando para garantizar que todas las personas reciban los alimentos suficientes?
Justamente este miércoles, el Secretario General de las Naciones Unidas recordaba en su mensaje por la efeméride que la conmemoración de hoy representa un llamamiento mundial en favor del Hambre Cero y que 820 millones de personas no tienen suficiente comida.
Además, recordó que a esta trágica situación hay que añadirle los negativos efectos que la emergencia climática supone para la seguridad alimentaria.
“Mientras tanto 2000 millones de hombres, mujeres y niños sufren sobrepeso u obesidad. La alimentación poco saludable conlleva un enorme riesgo de enfermedad y muerte. Es inaceptable que el hambre esté aumentando en un momento en el que el mundo desperdicia más de 1000 millones de toneladas de alimentos cada año”.
Guterres indicó que ha llegado el momento de cambiar la forma en que producimos y consumimos implementando acciones como la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y que espera convocar una Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios en 2021 en el marco del Decenio de Acción para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización.
El rápido crecimiento económico y el aumento de la productividad agrícola durante las últimas dos décadas redujeron a la mitad el número de personas que no reciben suficientes alimentos, e incluso en regiones como Asia Central y Oriental y en América Latina y el Caribe se lograron grandes avances en la erradicación del hambre extremo. Sin embargo, esta situación se produce en un contexto en el que la población mundial aumenta en casi dos mil millones de personas.
De igual forma, las recientes tendencias sugieren que persiste el problema del hambre: particularmente en África y América del Sur, donde hay nuevos datos que nos indican que la subnutrición y la grave inseguridad alimentaria están en aumento.
Pongamos como ejemplo el África subsahariana donde el número de personas subnutridas creció de unos 195 millones en 2014 a 237 millones en 2017. La desnutrición causa casi la mitad de las muertes de niños menores de cinco años en la región, unos 3,1 millones de niños al año.
Con estas perspectivas lograr el objetivo de Hambre Cero previsto para el año 2030, es decir, garantizar que nadie padezca hambre en ningún lugar del mundo, sigue siendo un enorme desafío.
Además, por si fuera poco, un reciente informe del Programa Mundial de Alimentos (PMA), señala que entre las causas del aumento del hambre figuran la degradación del medio ambiente y las sequías, ambas afectadas por el cambio climático, así como los conflictos.
La falta de biodiversidad en la agricultura también representa un motivo adicional de preocupación, y se la considera responsable de la homogeneización de las dietas que restringen el acceso a los alimentos, con la consiguiente persistencia de la malnutrición y la pobreza: la producción agrícola actual gira en torno a sólo 12 cultivos, y alrededor del 60% de todas las calorías consumidas provienen de sólo cuatro de ellos, el arroz, el trigo, el maíz y la soya, pese a la riqueza de productos alimenticios en todo el mundo.
Pero pese a todos estos aspectos negativos, la buena noticia es que la innovación y la tecnología para mejorar una amplia gama de desafíos en la producción de alimentos se están usando en todo el mundo.
Cinco iniciativas para lograr el Hambre Cero
Aunque no existe una solución milagrosa para resolver el hambre, el Programa Mundial de Alimentos ha delineado una estrategia que se divide en cinco pasos.
- Incrementar la protección para los más vulnerables. Ampliar la protección social para los más pobres aumentaría el poder adquisitivo de los dos mil millones de personas más pobres, lo que impulsaría las economías locales
- Mejorar las infraestructuras. Garantizar que los consumidores y proveedores puedan comprar y vender con más facilidad, construyendo mejores carreteras, dependencias de almacenamiento y ampliando las redes de electrificación
- Reducir el desperdicio de comida. Alrededor de un tercio de los alimentos producidos cada año se pierden o se desperdician, lo que cuesta a la economía mundial un 1 billón de dólares al año
- Sembrar una mayor variedad de cultivos. Alrededor del 60 por ciento de todas las calorías consumidas provienen de sólo cuatro cultivos: arroz, trigo, maíz y soja. Garantizar el acceso y la disponibilidad de alimentos frente al cambio climático requerirá la producción de una gama más amplia de alimentos
- Centrarse en la nutrición infantil. Una buena salud y nutrición en los primeros 1000 días de vida de un niño son esenciales para prevenir el retraso en el crecimiento y promover un desarrollo saludable