El jabón es uno de los productos más antiguos en la historia, al punto que aún se desconoce con exactitud su origen
El jabón es parte fundamental de la vida cotidiana; todos los días estamos en contacto con este químico, sobre todo ahora, con la llegada de la COVID-19 en el mundo. Pero a todo esto, ¿alguna vez te has preguntado de qué está hecho o cómo funciona?
A pesar de que hoy en día, el jabón está disponible en múltiples presentaciones: líquido, en pastilla, espuma, polvo, cápsula, en gel o crema; con olor, colorantes y otros aditamentos; muchos desconocen de qué esté hecho y cómo funciona.
El jabón es uno de los productos más antiguos en la historia, al punto que aún se desconoce con exactitud su origen, de acuerdo a los expertos, durante una excavación arqueológica en la antigua Babilonia se encontraron pruebas de que el 2,800 a. C. ya se manufacturaba este producto.
Las inscripciones lo describen como una mezcla de grasas de origen animal o aceites vegetales, hervidas con cenizas y mezcladas con agua.
El primer uso del jabón no estuvo destinado para la higiene humana sino para limpiar lana o fibras de algodón antes de tejerlas. Ni siquiera los griegos y los romanos, que fueron pioneros del agua corriente y los baños públicos, usaron este producto para limpiar sus cuerpos.
Sus baños consistían en sumergirse en agua y después untarse aceites de oliva perfumados.
En la Edad Media, el jabón a base de aceite vegetal ya se utilizaba como un artículo de lujo entre las clases más privilegiadas de Europa, debido a su suavidad, pureza y buen olor.
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Para el siglo XVIII se comenzaron a realizar algunas campañas que fomentaban la compra de jabón, ya que era un producto indispensable en la higiene y salud de la sociedad. Fue hasta finales de la Guerra Civil que este se comenzó a desarrollar y comercializar en masa.
En general este producto contiene sales de sodio o potasio de los ácidos grasos, producto de la reacción entre un álcali (hidróxido de sodio o de potasio) y un lípido (como manteca de cerdo o aceite de coco); a este proceso químico se le conoce como saponificación.
Hoy en día, el jabón de fabricación comercial es un producto altamente especializado y diseñado en laboratorios, a base de grasas sintetizadas y aceites de plantas que se combinan con aditivos químicos, que incluyen humectantes, acondicionadores, agentes espumantes, colores y aromas, para hacer que el producto sea mucho más atractivo.
De acuerdo con la Revista Digital Universitaria de la UNAM, el jabón “tiene dos extremos de diferente afinidad”, similar a lo que sucede con el polo positivo y negativo que tiene una pila. Esta doble afinidad que posee le permite orientarse según el medio en el que se encuentra, gracias a esto puede limpiar cualquier superficie o producto.
En otras palabras, el jabón crea un efecto de emulsificación que permite al aceite mezclarse con el agua. Separa las gotas de aceite, las encierra como en una especie de burbuja hasta que éstas se deslizan por el agua y se desintegran.
Incluso hay quienes opinan que uno de los pioneros en entender cómo funcionaba el jabón fue el químico, físico, matemático y bacteriólogo francés, Louis Pasteur, pues gracia a ello descubrió que la transmisión de los microbios mortales en el parto, podían eliminarse con el simple hecho de que los médicos lavaran sus manos.
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CAB