Los grandes temores de los seres humanos, citando a Sigmund Freud, son el caos, el ataque y la pérdida o abandono, todos hoy juntos y revueltos por el tema del Coronavirus
Si bien hemos ganado muchísimo en tema de derechos humanos que preservan la integridad de los infantes, también hemos perdido la capacidad de enseñarles a capotear el sufrimiento y a desarrollar una voluntad tórrida que les permita afrontar los desafíos que cualquier vida presenta.
Los grandes temores de los seres humanos, citando a Sigmund Freud, son el caos, el ataque y la pérdida o abandono, todos hoy juntos y revueltos por el tema del Coronavirus. No hay duda que los pequeños, grupo particularmente vulnerable, vive esta experiencia también.
Te invito a que esta cuarentena les enseñes a salir fortalecidos con algunas estrategias de afrontamiento que podrán utilizar en cualquier reto y etapa de su vida.
No olvides que lo que menciono son orientaciones generales que has adaptar a cada niño de acuerdo a su personalidad, su edad y sus circunstancias.
Aquí te van algunas sugerencias:
- Favorece el desarrollo de hábitos. Establecer actividades y tareas concretas que se han de acomoter día a día permite la construcción de rutinas que faciliten la vida de nuestros hijos.
- Fomenta su autonomía. Actividades como aprender a hacer la cama, abrocharse la agujetas y preparar algo de su comida, pueden generarles sentido de competencia personal, experiencia de logro y sin duda mayor autonomía.
- Intercala actividad física y mental recreativa. El adicionar, a manera de juego, actividades – que pueden ir desde subir y bajar escalones tomando el tiempo para “romper records”, poner música y bailar, hasta tener rompecabezas en ciertos momentos del día – son maneras de generar recursos de autocuidado, descanso y distracción, y al mismo estimular su cuerpo y su mente.
- Habla de sus y de tus emociones. No siempre son necesarias intensas terapias ni “rondas de sinceridad” para integrar en la comunicación el mundo emocional. Preguntar “cómo te sientes”, “qué le está pasando ahorita a tu corazón”, así como relevarle tus experiencias afectivas, les permite conactar con sus sentimiento y emociones, expresarlos, y – con tu ejemplo – aprender a manejarlos mejor. Es probable que el enojo, el miedo y la tristeza salgan a escena: deja que los expresen y ayuda a que los procesen.
- Deja que se aburran. Es imposible mantener a nuestros hijos divertidos todo el día. El aburrimiento es la emoción de la no emoción. Aburrirse sin demandar y sin quejarse es un aprendizaje valioso que les permitirá tolerar la frustración, aprender a esperar, posponer la gratificación y, en una de esas, explotar su capacidad de creación. Todas estas son habilidades de gran valía para forjar el carácter.
- Irrumpe con alguna novedad. Introducir un elemento sorpresa anticipando con un “a las 8 les tengo una sorpe”, crea ilusión e incertidumbre. La novedad puede ser tan sencilla como comprar colorantes comestibles y dejar que cada uno elija el color que pondrá a su vaso de leche esa noche.
- Cancela de tajo los malos tratos. La violencia no se justifica bajo ninguna circunstancia.
- Conéctate con ellos. Si logras activar los puntos anteriores tendrás los ingredientes suficientes para que cada día sea de conección y no de enojos y represión. La conección genuina genera intimidad, la intimidad fortalece los vínculos, y los vínculos fuertes son el mejor antidoto de la ansiedad, emoción que anda suelta durante esta cuarentena.
Pareciera que todo esto esto obvio y de sentido común, pero por lo mismo, fácilmente lo olvidamos. Regala a tus hijos una forma de relación que les ayudará durante toda la vida.
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