La artritis, además de aquejar las articulaciones, puede afectar a otros órganos, como es el caso de la reumatoide
Artrosis y artritis no son la misma patología aunque haya mucha gente que las confunda. Tienen distintos síntomas, manifestaciones y afectan a distintas partes del cuerpo.
La artrosis es una enfermedad degenerativa, según la Liga Panamericana de Asociaciones de
Reumatología (Panlar), que añade que consiste en un desgaste del cartílago articular, que
puede ser progresivo. La Organización Mundial de la Salud estima que para 2020, más de 579 millones de personas en el mundo la padecerán.
La enfermedad, que no es exclusiva de la vejez y cualquier persona puede padecer, puede
afectar a cualquier articulación, pero las más frecuentes son las de las manos, rodillas, cadera
y la columna vertebral, agrega Panlar.
La artrosis no presenta síntomas generales. El principal síntoma es el dolor, que es de tipo mecánico, es decir, se desencadena con los movimientos, suele empeorar cuando se realiza
un sobreesfuerzo y mejora con el reposo.
También existe gran variabilidad en la expresión de la enfermedad. “Aunque la mayoría de los
pacientes presenta dolor articular y limitación funcional, la edad de aparición de la dolencia, la
secuencia de la afectación articular y la progresión de la enfermedad varían en función de
cada persona”, ha explicado la especialista en Reumatología del Hospital Nuestra Señora del
Rosario de España, Dálifer Freites Núñez.
Por su parte, la artritis cursa con dolor inamatorio, generalmente matutino o nocturno, en
ocasiones es continuo y no mejora con el reposo. Además, asocia hinchazón, aumento de
temperatura y enrojecimiento de las articulaciones afectadas y, en este caso, la rigidez es
fundamentalmente por la mañana.
La artritis, además de aquejar las articulaciones, puede afectar a otros órganos, como es el caso de la artritis reumatoide.
La causa de la artrosis es la suma de factores genéticos y ambientales. Aunque no exista una causa clara, como un traumatismo previo, hay factores de riesgo determinantes, destacando la edad, ya que a mayor edad, más probabilidad; el sexo, porque las mujeres tienen
más artrosis que los hombres, la obesidad, la falta de ejercicio físico, las sobrecargas de la articulación o las alteraciones en la postura influyen en el desarrollo de esta patología.
“Modificar estos factores está al alcance del propio paciente, tanto para prevenir, como para
retrasar los síntomas y favorecer el tratamiento”, según la doctora Freites.
“En la artrosis, el objetivo del tratamiento es contrarrestar el dolor, retrasar la evolución de la
enfermedad y mejorar la calidad de vida. Para ello existen varias alternativas terapéuticas que incluyen medidas físicas, fármacos y cirugía”, aclara la especialista.
Según la experta, es recomendable que la persona con artrosis intente seguir un estilo de vida saludable.
- Evitar la obesidad, para lo que es conveniente llevar una dieta equilibrada y realizar ejercicio de manera regular. La dieta típica mediterránea, rica en legumbres, ensalada, aceite de oliva y pescado puede ser beneficiosa.
- Aplicación de calor local, en forma de baños de agua o mediante manta eléctrica.
- En algunos casos concretos, es aconsejable el uso de férulas, bastón o plantillas.
- Usar un calzado adecuado.
- Mantener una adecuada y correcta postura para todo trabajo, movimiento o posición que se realice.
- La actividad física es fundamental. Es conveniente practicar ejercicio aeróbico de manera regular, ya sea caminar, nadar o montar en bicicleta.
Ayuda al control de la enfermedad, a mejorar el dolor y el rango de movilidad, a controlar el
peso y a fortalecer la musculatura. Es recomendable igualmente evitar los deportes de
contacto físico y aquellos en los que sean frecuentes los impactos o saltos.