Son más de cien las enfermedades que pueden tratarse con el veneno de las abejas, ya que posee propiedades antiinflamatorias y analgésicas, entre otras
La preservación de la biodiversidad se ha convertido en uno de los retos más importantes del mundo de hoy, ya que los efectos causados por el cambio climático han llevado al borde de la extinción a una enorme cantidad de flores y animales, que han visto modificadas las condiciones de sus hábitats naturales.
Una de las especies más vulnerables de nuestro tiempo es la abeja, la cual lucha por su existencia ante un gran número de amenazas: depredadores naturales, el uso indiscriminado de pesticidas, la destrucción de su hábitat y la alta demanda de productos de la colmena como la apitoxina.
Su principal función es como polinizadores, un proceso que hace posible que de una planta retoñen semillas o frutos, los cuales son primordiales para la alimentación de los seres vivos. De hecho, Greenpeace, una organización que promueve acciones en beneficio del medio ambiente, reporta que 75 por ciento de los alimentos que consumimos dependen de ello.
Protegerlas en todos los aspectos, por tanto, se ha convertido en un tema prioritario para el ser humano, una idea que Felipe Romano Rodríguez, alumno de Ingeniería en Telecomunicaciones, Sistemas y Electrónica (ITSE) de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán, tuvo en mente al diseñar un dispositivo que funciona con base en energía solar y sirve para extraer el veneno de las abejas sin que éstas mueran en el proceso.
La Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas estima que de cien especies de cultivos, dentro de los cuales se encuentra casi 90 por ciento de lo que consumimos, crecen por efecto de la polinización de las abejas. De desaparecer, los modelos de desarrollo y crecimiento económicos actuales se verían radicalmente modificados y se desataría una crisis alimentaria.
Así, para preservar a esos insectos, a petición de Tonatiuh Alejandro Cruz Sánchez, responsable del Laboratorio de Bioprospección Microbiológica de Propóleos de la Unidad de Investigación Multidisciplinaria, el grupo liderado por Víctor Hugo Hernández Gómez, encargado del Laboratorio de Energías Renovables de la misma unidad, creó un extractor de veneno de abeja.
Para conocer más al respecto, Felipe Romano fue asesorado por Cruz Sánchez, quien lo informó acerca de las técnicas de recolección del veneno y las aplicaciones que éste tiene en las medicinas humana y veterinaria, áreas del conocimiento en las que este equipo de trabajo desarrolla investigación.
Se sabe que son más de cien las enfermedades que pueden ser tratadas con esta sustancia (artritis, estrés o afecciones de la piel), ya que posee propiedades antinflamatorias y analgésicas, entre otras. Incluso, recientemente se realizan estudios para comprobar su efectividad en el tratamiento del VIH y sida.
Por ahora, se busca implementar este extractor en los apiarios de la Facultad una vez se concluya completamente el diseño del prototipo para beneficio de la investigación y la docencia que ahí se hace. Pero en algún momento podría acercarse a los productores para modernizar sus procedimientos de extracción de apitoxina, llevando así la tecnología universitaria a varios rincones del país.