Un dolor agudo, intenso, repentino. Se localiza preferentemente en la espalda, en uno de los lados, y avanza hacia abajo y hacia adelante, hacia la zona de la ingle o el bajo vientre. No cambia con la posición, a diferencia de otros dolores. Típicamente la persona que lo sufre no deja de moverse, intentando conseguir una postura que la alivie… sin conseguirlo. Suele acompañarse de náuseas, incluso de vómitos. En ocasiones, la orina adquiere un tono rosado por la presencia de sangre. Es el temido –y frecuente- cólico nefrítico, desencadenado por un cálculo renal o “piedra” que se abre paso desde el riñón hacia el exterior.
Cálculo renal
Existen varios tipos de cálculos renales en función de su composición. Los más frecuentes son los compuestos por oxalato cálcico (alrededor del 70% de los casos), pero también los hay de fosfato cálcico, de fosfato de amonio y magnesio (“estruvita”) y de ácido úrico. Otros tipos son ya más raros.
Ante la sospecha de un cólico nefrítico
Lo primero que hay que hacer es mantener la calma. En la mayoría de los casos el cólico nefrítico se resolverá sin mayores complicaciones. Es preciso, eso sí, acudir al médico de cabecera o al servicio de urgencias, sobre todo si es la primera vez y no se está seguro de que se trate de un cólico, y por supuesto si el dolor es intenso y no cede con analgésicos habituales. Lo primero es, evidentemente, aliviar el dolor.
Para la expulsión del cálculo, en ocasiones, se recurre a la litotricia o litotripsia, una técnica que persigue deshacer los cálculos presentes en el riñón aplicando energía, ya sea directamente sobre la piedra a través de endoscopia o desde el exterior (la llamada litotricia “extracorpórea”). Es una técnica que por lo general se tolera bien, aunque no está exenta de complicaciones en algunos casos.
Una vez pasado el mal trago y expulsada la piedra será necesario evaluar tanto la presencia de otros cálculos como las posibles causas subyacentes. El análisis del propio cálculo, entre otras pruebas complementarias, será de gran ayuda.
Prevenir la formación de cálculos renales
No hay recetas milagrosas, pero algunos consejos sencillos pueden ser de ayuda. El primero, las personas con tendencia a formar piedras deberían mantener siempre una buena hidratación y beber alrededor de dos litros diarios (entre agua, infusiones, sopas…). Eso sí, aunque mucha gente cree lo contrario, las aguas duras o con cal no aumentan la frecuencia de piedras, así que el tipo de agua no es tan importante.
De hecho, el tipo de alimentación puede llegar a resultar mucho más determinante que el tipo de agua que se bebe. Por ejemplo, las dietas hiperproteicas pueden favorecer la formación de algunas piedras cálcicas y de ácido úrico. Para estos casos se aconseja moderar el consumo de carnes, pescados y huevos. Y no tengas miedo a los lácteos: aunque aporten calcio, no favorecen la formación de cálculos. En general no debe restringirse la ingesta de calcio. Si las piedras son de oxalato cálcico, lo que posiblemente sí te recomendarán es comer menos alimentos ricos en oxalatos, como las espinacas, las nueces, el té, los higos y el coco.
Fuente: https://www.saludabit.es/blog/una-piedra-en-el-camino-el-colico-nefritico/