La mala fama de la cerveza se deriva por el hecho de que “en algunos países del norte de Europa se combina con platos muy ricos y grasos o se toma en grandes cantidades”
Lejos de ser una mal aliada para nuestra salud, la cerveza es una bebida natural que puede aportar al organismo nutrientes positivos con un nivel bajo en calorías, concluyó un estudio de la Asociación Italiana de Malta y Cerveceros, AssoBirra.
La cerveza no te engorada y es buena para la salud, sólo debe consumirse con moderación, según la investigación denominada “Los italianos y la cerveza”.
Lejos de la imagen de ser un líquido sin calidad, la cerveza es una bebida natural, poco calórica y que “aporta a nuestro organismo sustancias útiles, nutritivas y energéticas”, indicó la investigación publicada por el periódico La Repubblica.
Fresca, fácil de digerir y con efectos antioxidantes, la cerveza está compuesta por un 90 por ciento de agua, contiene minerales como potasio y magnesio y microelementos como el zinc, selenio y vitaminas solubles en agua ( B2, B3 y ácido fólico), pero también fibra y poco alcohol, detalló el estudio.
Todos estos elementos contenidos en la cerveza, si se consume con moderación, aportan sustancias nutritivas con bajo contenido calórico. Un vaso de cerveza tiene menos de 85 kilocalorías, una cantidad inferior respecto a otras bebidas de consumo cotidiano.
La mala fama de esta bebida alcohólica se deriva por el hecho de que “en algunos países del norte de Europa se combina con platos muy ricos y grasos o se toma en grandes cantidades”.
El estudio de AssoBirra reveló que más del 40 por ciento de los italianos consideró que el consumo de la cerveza es “adecuado para una dieta saludable”; el 52 por ciento aseguró que es una “bebida fácil de digerir”, y más del 39 por ciento de los entrevistados cree que esta bebida es antioxidante.
Sin embargo, la encuesta mostró que aún existen falsos “mitos” sobre el consumo de la cerveza, ya que el 63 por ciento de los consultados consideró que la cerveza “hincha”, y un 55 por ciento cree que hace “engordar” una convicción arraigada en especial entre las mujeres (58 por ciento) y los jóvenes (60 por ciento).
